115 años de la primera mujer Nobel de la Paz

Bertha von Suttner intercambió por 20 años cartas con Alfred Nobel. Le pedía dedicar su fortuna a la paz y abogar por la reducción de los ejércitos.

Después de que Marie Curie recibiera en 1903 el Premio Nobel de Física, siendo la primera mujer en recibir este galardón, Bertha von Suttner fue la primera en recibirlo en la categoría que su fundador abrió para la Paz, en 1905.

Este domingo 21 de junio se cumplieron 106 años del fallecimiento de la autora de “Abajo las armas” y vale recordarla en estos momentos en los que los efectos de la pandemia hace resonar un lenguaje bélico.

“Abajo las armas” fue un éxito de ventas y se tradujo al inglés y a otros idiomas rápidamente. Se trata de una crítica feroz a la hipocresía de los gobiernos que utilizan a sus hombres como carne de cañón y luego hablan de heroísmo y patriotismo.

En la Revista de Mediación, Marcelo Rodríguez cita la publicación que hicieron en 2005 sobre la Nobel, Glatz, Lloren, Mumenthaler y Sterr.

En esta afirman que el libro recibió un reconocimiento desigual pese a su fama, ya que los críticos decían que carecía de rigor científico y que solo quería llegar a las emociones de los lectores.

Asimismo afirman que las críticas arreciaron porque Von Suttner presentó claramente en su obra sus ideas anticlericales, darwinianas y liberales, y por su condición de mujer.

La misma Von Suttner hace alusión a su condición femenina y al posible antifeminismo en un discurso que dio ante el Consejo Internacional de Mujeres. En dicho discurso manifiesta haber oído decir en muchas ocasiones que las mujeres no deben inmiscuirse en política, y que los asuntos de la guerra y la paz están más allá de su comprensión.

Shelley Anderson indica que Von Suttner no es una soñadora utópica sino que tenía un concepto pragmático de la paz, ya que para ella era necesario conseguir acceso a los responsables políticos los cuales pueden hacer caso omiso a las personas pero no a los movimientos masivos, y que el movimiento por la paz requiere recursos, sobre todo financieros.

Durante 20 años intercambió cartas con Alfred Nobel, cuya fortuna dependía de la producción de dinamita, a la que consideró una forma de disuadir la guerra.

Antes de su muerte, los pedidos de Bertha se concretaron cuando pide dividir su fortuna en cinco categorías, la quinta parte a quien haya laborado más y mejor en la obra de la fraternidad de los pueblos, a favor de la supresión o reducción de los ejércitos permanentes, y en pro de la formación y propagación de Congresos por la Paz. (I)

Fuente: Diario el Telegrafo (ec)

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