La economía argentina aún tiene muchos problemas que resolver, y uno de los más urgentes se debate hoy en el Congreso. La definición del presupuesto general para 2019 deja a Mauricio Macri en medio de una encrucijada donde debe cumplir las exigencias del Fondo Monetario Internacional (FMI) para que la ayuda pactada a su nación se materialice, a pesar de que las calificadoras emitan señales de alarma cada vez más preocupantes.
Ese escenario ya se dio en las últimas proyecciones de Fitch Ratings y Standard and Poor’s, quienes bajaron la perspectiva de la economía argentina e incluso redujeron su calificación. En el caso de Fitch, la evaluación del país se mantuvo en B, pero la perspectiva pasó de estable a negativa debido a la debilidad percibida en la actividad económica y a un panorama incierto de la consolidación fiscal.
Por su parte, Standard and Poor’s redujo la calificación de BB- a B+, aunque mantuvo su postura hacia la economía argentina, considerándola todavía como “estable”. Las razones de su decisión tienen que ver con el riesgo político para la deuda del país a partir de las elecciones presidenciales del año entrante, además del deterioro de los indicadores de la misma por culpa de la corrida cambiaria que se vivió este año.
El presupuesto general de Argentina para 2019 muestra un aumento considerable frente al de 2018, pues pasa de tener US$81.765 millones a US$117.459 millones, de acuerdo con información del Ministerio de Hacienda. Bajo este escenario, el incremento es de 43,6%, aunque hay que tener en cuenta que la inflación prevista para el próximo año es de 23%.
A pesar de que el Gobierno dispondría de más recursos, los ciudadanos no están conformes, pues aunque plan de financiamiento destinará 38,7% al gasto social, hay fuerte recortes. Dicha premisa se ve reflejada en sectores como la seguridad social, salud, educación, trabajo y vivienda, escenarios donde el nuevo presupuesto planea reducciones de 13,9% en la financiación a hospitales, 41,2% en innovación y desarrollo tecnológico, 66,8% en regulación de política laboral y 36,3% en el programa de vivienda y desarrollo urbano, por mencionar algunos casos.
El profesor de la Universidad Nacional de Río Negro, Mariano Lanza, subrayó que estas reducciones plantean “un retroceso muy grande en la equidad económica de Argentina”. Además, manifestó su preocupación por una eventual merma en la actividad laboral del país.
Por su parte, el coordinador del programa de Gobierno de la Universidad Externado de Colombia, Rafael Piñeros, mencionó que las decisiones con el presupuesto “tienen relación” con las exigencias del FMI, pues “uno de los primeros elementos que demandan este tipo de instituciones es el cumplimiento de metas fiscales en el corto, mediano y largo plazo”. Además, dijo que la reducción en el papel del Estado “se convierte en un elemento ideológico” que Macri quiere seguir usando.
¿Qué le pide el organismo a Argentina?
Para recibir los US$56.000 millones aprobados por el FMI, el gobierno argentino debe cumplir con tres condiciones según las primera revisiones del caso. En primer lugar, debe haber una fuerte reducción de la tasa de inflación, que actualmente llega a 31,8%. Además de cerrar cerca a esa cifra, se espera que en los tres años siguientes ese número baje a 17%, 13% y 9%. Por otro lado, la entidad busca que
Argentina reduzca el stock de los títulos de deuda del Banco Central de Argentina, para lo cual se efectuó un incremento de las tasas de interés de 40% a 45% hace algunos meses. Además, se busca acelerar la baja del déficit fiscal.
FUENTE: DIARIO LA REPÚBLICA (CO)