Consciente de que el futuro de su mandato se juega estos días, el presidente francés, Emmanuel Macron, dio ayer un golpe de timón social a su presidencia con un discurso en el que atendió varias de las reclamaciones de los “chalecos amarillos”.
Un Macron grave y solemne decretó en un discurso televisado el “estado de emergencia económico y social” para anunciar medidas concretas que van dirigidas sobre todo a los trabajadores y pensionistas más vulnerables.
Aunque su discurso de 13 minutos comenzó censurando los actos de violencia que se han vivido en las manifestaciones de los sábados desde la primera de ellas, el 17 de noviembre, Macron hizo un ejercicio de contrición antes de desgranar cuatro anuncios que deberían tener un impacto inmediato sobre los bolsillos de millones de franceses.
El salario mínimo -ahora de 1.498 euros brutos- subirá en cien euros; el alza de las cotizaciones se congelará para los jubilados con pensiones inferiores a los 2.000 euros; las horas extra no tributarán y se pedirá a las empresas que paguen a sus empleados una prima especial de fin de año, no sujeta a impuestos. (I)
Reacciones de “chalecos amarillos” tras el discurso del Presidente
Las primeras reacciones entre los grupos de “chalecos amarillos” fueron más bien críticas. Especialmente severo fue el líder de la izquierda radical, Jean-Luc Mélénchon, quien en una intervención pidió a la gente que vuelva a manifestarse masivamente el próximo sábado.
Por su parte la ultraderechista Marine Le Pen se felicitó en Twitter pues el presidente “renuncia a una parte de sus extravíos fiscales, pero rechaza admitir que es el modelo del cual él es el campeón lo que está siendo contestado”.
FUENTE: DIARIO EL TIEMPO (EC)