(Ginebra, Suiza). Unos 15 meses atrás, la Organización Internacional de Trabajo (OIT) estableció una comisión mundial para consensuar una serie de propuestas relacionadas al futuro del trabajo en un contexto en el que los puestos de empleo corren riesgo por los avances en la inteligencia artificial, la automatización y la robótica.
“Debemos acomodar la tecnología para el mundo que queremos en lugar de permitir que la tecnología moldee la manera en la que respondemos a esta nueva realidad laboral”, precisó el presidente de Sudáfrica, Ciryl Ramaphosa, quien fue copresidente de la comisión mencionada.
El informe detalla, por ejemplo, a partir de datos del Foro Económico Mundial, que casi el 50% de las empresas esperan que la automatización lleve a una reducción de su fuerza laboral a tiempo completo en 2022. Y aunque esto pueda sonar lejano para una realidad como la de Latinoamérica, donde el desarrollo de tecnologías digitales no es tan profundo, la investigadora Claudia Costin comenta por qué no debe verse dicha transformación como un riesgo distante.
“América Latina puede sufrir las consecuencias, sin duda. A muchas compañías que llegaron por mejores costos de operación a nuestros países ahora quizá les convenga regresar a los suyos y automatizar procesos para ahorrar; asimismo, está el riesgo que las tecnologías digitales ya no demanden necesariamente que las inversiones ocurran en los países donde operan; y finalmente, se crearán otros empleos para los cuales nuestras futuras generaciones no están preparadas”, sentencia la directora senior de Educación del Banco Mundial.
Costin resalta en conversación con El Comercio que el Perú tuvo un avance muy importante en la calidad de educación, pero aún no está al nivel que debiera; mientras que países como Brasil se han estancado en la materia.
El documento que reveló hoy la OIT -que, cabe precisar, no debe ser obligatoriamente adoptado por los países miembro del organismo- plantea a los gobiernos a comprometerse en adoptar medidas para mitigar el impacto de los cambios en el mercado laboral mundial. Para ello, se detallan 10 propuestas en tres pilares: aumentar la inversión en las capacidades de las personas, en las instituciones del trabajo y en el trabajo decente y sostenible.
En el primer punto, se detalla que debe garantizarse el derecho a un aprendizaje a lo largo de la vida que permita a las personas adquirir competencias, perfeccionarlas y reciclarse profesionalmente.
“ Los gobiernos, los trabajadores y los empleadores, así como las instituciones educativas, tienen responsabilidades complementarias a la hora de generar un ecosistema de aprendizaje a lo largo de la vida que sea efectivo y cuente con la financiación adecuada”, se lee en el informe.
Asimismo, se plantea proporcionar protección social universal desde el nacimiento hasta la vejez, aplicar un programa transformador y mensurable para la igualdad de género e incrementar las inversiones en las instituciones, las políticas y las estrategias que presten apoyo a las personas a lo largo de las transiciones que entraña el futuro del trabajo.
En el segundo pilar, se enfatiza la necesidad en la actualidad de encauzar y administrar la tecnología en favor del trabajo decente. Para ello, la OIT propone que se establezca un sistema de gobernanza internacional de las plataformas digitales del trabajo con la finalidad de exigirles, tanto a las plataformas como a sus clientes, el respeto de “determinados derechos y protecciones mínimas”.
En el tercer pilar, se propone dar incentivos para promover inversiones en áreas clave en favor del trabajo decente y sostenible.
FUENTE: DIARIO EL COMERCIO (PE)