La relación entre los líderes de Estados Unidos y Corea del Norte a pasado de los insultos personales a un segundo encuentro programado para el miércoles en Vietnam en el que Donald Trump y Kim Jong-un hablarán sobre el desarme nuclear y las sanciones impuestas
París. De los insultos personales a la cumbre de Hanói el 27 y 28 de febrero, pasando por la «fantástica reunión» del pasado junio en Singapur: así fue la agitada relación entre Donald Trump y Kim Jong-un los dos últimos años.
– Amenazas nucleares –
El 2 de enero de 2017, antes incluso de haber asumido como presidente de Estados Unidos, Donald Trump afirma que Corea del Norte no podrá desarrollar jamás un «arma nuclear capaz de alcanzar el territorio estadounidense».
La opción diplomática parece imponerse y en mayo de 2017 Trump dice estar dispuesto a reunirse con el líder norcoreano.
Pero durante el verano boreal, Pyongyang realiza dos disparos de misiles intercontinentales y Kim asegura que «todo el territorio estadounidense está al alcance» de Corea del Norte.
Se produce entonces una crisis entre los dos países acompañada de sanciones financieras de Estados Unidos y de la promesa de Trump de responder con «fuego e ira» a cualquier ataque norcoreano.
Los norcoreanos responden llevando a cabo su sexto ensayo nuclear, tras el cual afirman haber probado una bomba H.
– Insultos personales –
En septiembre, Trump califica a Kim ante la Asamblea General de Naciones Unidas de «pequeño hombre cohete». Dos días después, el norcoreano le responde:
«Castigaré con fuego al senil estadounidense mentalmente trastornado».
En noviembre, Trump se refiere a su antagonista como un «cachorro enfermo» y a principios de 2018 se jacta del tamaño de su botón nuclear.
– Otto Warmbier, «torturado»-
En septiembre de 2017, Donald Trump acusa a Pyongyang de haber «torturado más allá de lo imaginable» a Otto Warmbier, un estudiante estadounidense que estuvo encarcelado en Corea del Norte 18 meses y después fue enviado a su país en estado de coma en junio de 2017. Falleció una semana después.
Washington impone entonces a sus nacionales prácticamente una prohibición de viajar a Corea del Norte (posteriormente suavizada para facilitar la ayuda humanitaria) y decide volver a incluir al país en su lista de Estados que apoyan el terrorismo.
A fines de diciembre de 2018, un tribunal de Washington condena a Corea del Norte a pagar 501 millones de dólares por su responsabilidad en la muerte del estudiante.
– El giro olímpico –
El 1 de enero de 2018, Kim Jong-un declara estar dispuesto a enviar una delegación a los Juegos Olímpicos de Invierno en Corea del Sur. En febrero, durante los Juegos de Pyeongchang, las dos Coreas se acercan, tanto simbólicamente –al desfilar juntas durante la ceremonia inaugural– como diplomáticamente –con un encuentro de emisarios de sendos países–.
Después de eso, el líder norcoreano y el presidente surcoreano, Moon Jae-in, celebran tres cumbres en menos de cinco meses.
– Visita sorpresa de Pompeo –
El 8 de marzo de 2018, el presidente estadounidense sorprende al aceptar a una invitación para reunirse con Kim Jong-un, transmitida por Corea del Sur.
En su condición de director de la CIA y antes de asumir como secretario de Estado, Mike Pompeo viaja a Pyongyang el fin de semana de Pascua para encontrarse con Kim.
El 8 de mayo Trump desvela que Pompeo vuelve a viajar a Corea del Norte. El nuevo secretario de Estado regresa a Estados Unidos con tres exprisioneros para los que Washington reclamaba su liberación.
– «Reunión fantástica» –
El apretón de manos entre Kim y Trump en la cumbre del 12 de junio en Singapur es retransmitida en directo en todo el mundo. El líder norcoreano saluda una «cumbre histórica» y el mandatario estadounidense habla de una «reunión fantástica».
Los dos hombres firman un documento conjunto en el que Pyongyang se compromete a trabajar a favor de una «desnuclearización completa de la península coreana», mientras Washington promete «garantías de seguridad» a Corea del Norte.
– Unas negociaciones que patinan –
Desde junio, las transacciones para materializar la desnuclearización no se han traducido en avances concretos.
Pyongyang, que no ha tomado ninguna medida considerada irreversible para desmantelar su programa nuclear, exige un alivio de las sanciones para seguir avanzando.
Por su parte, Washington prevé mantener la presión económica mientras la desnuclearización no sea «definitiva y totalmente verificada».
El 19 de enero de 2019, la Casa Blanca anuncia la celebración de una nueva cumbre, tras un encuentro entre el presidente estadounidense y el general norcoreano Kim Yong Chol.
Trump anuncia el 9 de febrero que la cumbre se celebrará en Hanói. «¡Espero ver al presidente Kim y avanzar en la causa de la paz!», declara.
FUENTE: DIARIO CORREO (PE)