Venta directa emplea a 760.000 mujeres

La actividad genera $ 800 millones anuales en Ecuador. Las empresas además contratan a maquiladores de todo el país para suplir la demanda.

María José tiene un trabajo estable, pero su sueldo no le alcanza para cubrir todos sus gastos. Para generar ingresos extras, entró al mundo de la venta por catálogo de artículos de belleza. Ella forma parte de las 800.000 personas que se dedican a esta actividad, un canal de distribución que contribuye con su crecimiento económico y personal. El 95% de este grupo es mujer. Bajo este sistema se comercializan artículos de tocador, cosméticos, fragancias, bisutería, prendas de vestir, entre otros.

Según María Fernanda León, directora de la Asociación Ecuatoriana de Venta Directa, esta actividad mueve $ 800 millones anuales en el Ecuador. En los últimos cinco años, el sector ha crecido a un ritmo del 3%, asegura la ejecutiva. Un porcentaje menor en comparación con años anteriores que era del 7%.

“Desde 2014 el crecimiento ha sido menor debido a diferentes reglamentos técnicos que detuvieron las inversiones, especialmente en temas de balanza comercial”, agrega la empresaria. La industria también se ha visto afectada por mercadería ilegal que ingresa al país desde la frontera norte. “Hay productos que no cuentan con la certificación sanitaria obligatoria o no pasan por la aduana. Hay suplementos vitamínicos que se fabrican en garajes y hay prendas falsificadas de Leonisa ”, afirma. Pese a ello asegura que las empresas del sector no dejan de trabajar y dinamizan la economía. Una de las ventajas de esta actividad es la flexibilidad de horarios para realizarla, explica León, lo cual es atractivo para mujeres que necesitan dedicar más tiempo al cuidado de sus hijos.

También hay otro grupo de mujeres, como María José, que optan por la venta directa como una fuente de ingresos extras, aunque no poseen cifras exactas de cuántas usan esta modalidad. No obstante, la actividad de las emprendedoras es formal, pues todas deben firmar contratos mercantiles de distribución de productos. “Nosotros cruzamos información con otras instituciones como el Servicio de Rentas Internas. Muchas de estas mujeres presentan facturas por sus volúmenes de ventas. La formalidad es muy importante para ellas y para la industria”, apunta.

Casos nacionales exitosos Independientemente de que las empresas estén afiliadas o no a la Asociación, existen muchos casos exitosos de empresas que promueven la venta por catálogo y generan empleo. Una de estas es Místika que comercializa productos 100% ecuatorianos. Andrés Leal, gerente general de la compañía, cuenta que gracias a su modelo de negocio, dan plazas de trabajo a más de 600 familias de forma directa e indirecta. “Tenemos 90 empleados de planta y más de 100 maquiladores para la ropa. Es una empresa que brinda trabajo estable”, comenta.

Su fuerza de venta la integran 15.000 emprendedoras que se encuentran en diferentes ciudades del país, quienes ganan mensualmente más de un salario básico ($ 394). Místika vende anualmente más de 800.000 unidades de prendas de vestir entre sus cinco líneas de negocio (ropa femenina, masculina, juvenil, menores y tercera edad), lo que les representa un negocio anual de más de $ 9 millones.

Otra firma relativamente nueva en el mercado es Jolie, pero en sus seis años de operaciones ha crecido exponencialmente. En 2013 iniciaron con 2.500 vendedoras, pero ahora son 20.000. Además en 2016 iniciaron operaciones en Perú. Su proyección de crecimiento de comercialización es del 40% para este y el siguiente año. Andrés Sánchez, gerente de ventas, cuenta que su fuerza de ventas y de producción ha sido clave para este crecimiento. Adicional a su planta de producción de Guayaquil, trabaja con 450 talleres de maquiladores en todo el país. Estos reciben las telas cortadas con los diseños propios de la marca y los artesanos las confeccionan.

Las empresarias que venden estos productos pertenecen a todos los estratos, cuenta la gerente regional Cristina García, incluso esta labor se ha convertido en fuente de trabajo para mujeres analfabetas que quieren salir adelante. Sara Tenesaca se unió a Jolie desde hace tres años. Ahora es lideresa de varias vendedoras en Quito y en otras provincias del Ecuador. “Tener un trabajo de este tipo significa para mí una ayuda económica, mi autoestima está por lo alto”, afirma. Promueve sus productos con visitas personalizadas, pero también llega a los clientes mediante las redes sociales. Paralelamente, la venta directa también genera plazas de trabajo a otros sectores como el de imprenta.

Según cifras de la Asociación de Venta Directa, 27.000 personas trabajan en la impresión de catálogos, un mercado que genera $ 25 millones anuales.

FUENTE: DIARIO EL TELÉGRAFO (EC)

VOLVER