¿Por qué se nos pegan las canciones?

Quién no fue ‘contagiado’ con la cancioncita del recolector de basura. O retrocedamos una década y recordemos el Mundial de Fútbol África y el himno pegajoso ‘Waka waka’ de Shakira. O la pieza musical que identifica al filme ‘Misión Imposible’. Estas y otras melodías parecen asaltarnos mentalmente y quedarse en nuestra cabeza por cierto tiempo. Pueden ser segundos, minutos o una parte del día…

A esta extraña invasión algunos expertos la denominan síndrome de la canción pegadiza, picazón cognitiva o ‘earworm’ (también llamado garabato musical en América Latina o gusano musical en España).

De los pocos estudios que existen al respecto, hay que destacar el elaborado por James Kellaris, profesor de la Universidad de Cincinnati (Estados Unidos), quien asegura que al 97%-99% de los seres humanos le ha pasado, que más les podría suceder a las mujeres que a los hombres y es más frecuente en los músicos.

De igual manera reveló que esto surgía de la interacción entre las propiedades de la música (que sea simple y repetitiva), las características de la persona y el contexto situacional (si la canción es lo primero o lo último que oye en el día, o si está estresado). Hay más motivos que lo generan, pero estos serían los más relevantes o básicos.

La psicología clínica Karina Vallejo Román coincide con los resultados de esta investigación y añade que esto se suscita de manera inconsciente y que también puede ocurrir cuando el pensar (la parte cognitiva de individuo) está desocupada, sin una labor mayor, quizá en un tiempo de ociosidad.

Esto puede darse cuando se oye una canción repetidamente y una palabra del coro se engancha con algún pensamiento recurrente que se está teniendo en ese momento. La experta incluso resalta el tema del estrés. “Psicológicamente cuando uno está ocupado y con muchas cosas encima, tantas ocupaciones generan ansiedad y el cuerpo busca una fuga. Entonces en esos momentos viene el distractor, que es la canción, que la gente toma inconscientemente para liberar un poco el tema de la ansiedad”, explica Vallejo.

Memorias del cerebro

Cuando oímos una canción, esta es receptada por neuronas sensitivas del oído y llevada por el nervio auditivo a la zona receptora: área de Wernicke, que recibe, analiza, almacena y manda la respuesta al área de Broca, responsable del lenguaje, explica Carlos Navas, neurólogo, quien agrega que los estímulos múltiples, como la repetición de melodías, al principio son acumulados en el área de Wernicke (memoria inmediata o reciente), luego enviados y guardados en otra parte, donde se halla la memoria mediata, tardía o antigua y se almacena toda la vida. Los estímulos recibidos o repeticiones son más asimilados por los jóvenes, pues sus neuronas están creciendo, mientras en adultos mayores están en deterioro o envejecimiento.

La música y la publicidad

El músico y publicista, Santiago Naranjo, indica que los humanos somos musicales, creamos melodías y ritmos desde la Prehistoria, la música es el pulso de las emociones y siempre estará en nosotros, ya que es un estímulo sensorial, interpretado por los sentidos. “La música ha sido mi aliada, un as bajo la manga para crear campañas, jingles, pistas, y pega lo que está bien compuesto: melodía definida, canto definido y simple, y por supuesto, bien tocado”.

En publicidad la exposición a la música y la repetición son fundamentales para grabar el mensaje en la mente del consumidor, cuenta Guillermo Valverde, director creativo de una agencia, quien dice utilizar la música con varios fines; uno de ellos como lenguaje para lograr en el público una emoción deseada. “Un reciente estudio señala que las marcas que se relacionan con música generan mayor empatía con el consumidor”, revela Valverde.

“Las canciones publicitarias deben ser simples para que peguen. Esto quiere decir no adornarlas con tantas notas musicales, que sean de corta duración y en tono mayor (de carácter alegre)”, opina Eliza Soria de Game, licenciada en Pedagogía Musical, quien expresa que una melodía pegajosa será archivada en el cerebro como un recuerdo musical.

Las más pegajosas

El Museo de Ciencia e Industria de Londres llevó a cabo un experimento, en el que investigadores realizaron la lista de las canciones más pegajosas de la historia. Para ello usaron datos de 12.000 participantes, quienes usaron un juego en línea (desarrollado por un musicólogo), que contenía 1.000 hits desde 1940 hasta la actualidad. El resultado fue el siguiente:

FUETE: EL EXPRESO

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