Siete días con el nuevo iPhone SE: por fin Apple ha conseguido lo que nadie esperaba

Les voy a pedir que retrocedan en el tiempo, algo que no pocos habrán deseado poder hacer estas semanas para avisar a su yo del pasado del marrón que estaba por venir. Concretamente hasta septiembre de 2017. Al evento en el que Apple presentó el iPhone X así como los ya casi olvidados iPhone 8. El motivo no es otro que tener todos los elementos para juzgar el nuevo iPhone SE como es debido y valorar tanto las limitaciones como las virtudes del teléfono más ‘chollazo’ que la manzana ha puesto en la mesa probablemente nunca. Si eres de los que te dejaste una ‘talegada’ en el X, el Xr, el 11 o el 11 Pro, este móvil te va a aportar poco o nada, a excepción de que el tuyo esté en paradero desconocido o haya sufrido un siniestro total y necesites renovarlo.

Hacer una comparación a simple vista del iPhone SE con cualquiera de los mencionados al final del anterior párrafo es como comparar una carpa con una sardina. Este terminal coge el diseño del iPhone 8. Si lo medimos por los cánones de diseño de hoy en día este terminal tiene un aspecto anodino, pasado. Marcos gordos, lector de huellas físico… Pero el aspecto exterior no es su principal propuesta de valor. La clave está en el interior, en la cámara y en el procesador. He pasado siete días con este ‘smartphone’ y aquí va lo mejor y lo pero de mi experiencia con él.

A13: la clave

El procesador de este iPhone SE es un Bionic A13. Si eres de los que ese nombre no te dice mucho, debes saber que es el mismo motor que montan el iPhone 11 y el iPhone 11 Pro, con funciones destacadas como sus cuatro módulos energéticos, entre otras mejoras. Es probablemente, el chip más capaz a día de hoy en el mundo móvil. La RAM es de 3GB. No parece mucho, teniendo en cuenta que en Android ya hay hasta terminales de entre cien y doscientos euros que maneja esa misma cifra. Aquí entra la habitual contención de los de Cupertino a la hora de cargar a sus aparatos con raudales de RAM. Pueden manejar estas cifras tan cortas sin lastrar el rendimiento gracias a que controlan totalmente tanto el hardware como el software.

¿Qué rendimiento ofrece? Probablemente sea lo mejor que puedes encontrar por este precio en ese aspecto. He podido jugar a cualquier juego de la App Store sin ningún problema, cortar y montar vídeos rápidos en Full HD y tener corriendo un buen número de aplicaciones en paralelo. Solo se calentó ligeramente en el momento que opté por configurarlo restaurando la copia que tenía en iCloud y tenía que descargar muchísima información. Superado ese cuello de botella, nada reseñable.

No solo hay que valorar el músculo de este chip, sino como permitirá envejecer al iPhone SE

Que este procesador tiene músculo y fondo está fuera de toda duda. Pero en esta ocasión es mejor analizar sus posibilidades de futuro. El iPhone SE garantiza que podrá recibir un buen puñado de actualizaciones durante varias temporadas. iOS 13, por ejemplo, funciona hasta en los iPhone 6s, lanzado en 2015. Además, se le presupone al A13 una mejor capacidad de envejecer que sus predecesores y, por tanto, deberíamos tener teléfono para rato. Esto no significa que dentro de un tiempo vaya a correr como el primer día, pero sí supone que podemos alargar su decadencia en el tiempo.

La idea de sacrificar el diseño, o al menos algún aspecto esencial, para reforzar el aspecto del rendimiento a la vez que mantenemos un precio competitivo no es nueva. Aquí nadie ha descubierto la pólvora. Tuvimos el ejemplo de Xiaomi y el Pocophone F1 que metió un Snapdragon 845 a un terminal de plástico. En este caso Apple no se ha andado con experimentos con gaseosa: ha recuperado el chasis del iPhone 8. Cristal templado, pantalla con marcos y 4,7 pulgadas. No hay mucho que destacar, más allá de refrescar datos como la resistencia IP67 o que no tiene jack de auriculares. Es cómodo de manejar con una mano y su cuerpo compacto puede cubrir también las necesidades de esos que buscan un móvil potente, con buena cámara sin tener que irse a un terminal de gran pulgada.

Una de las particularidades es el botón de inicio. Parecía muerto pero no. Personalmente se me ha hecho raro volver a tener un iPhone con Touch ID, pero eso le ocurrirá al que se hubiese acostumbrado ya al Face ID. Muchos han destacado que ahora que se va a imponer el uso de mascarilla en nuestro día a día, tener un lector de huellas se puede agradecer para no tener que andar del código. Así lo pensaba yo también, pero me encontré que a la hora de utilizar guantes en sitios como el supermercado también tenía que introducir mi clave porque no se reconocía mi huella. Yo no me inclino por ninguna de las dos vías, ambas son eficaces. Lo único que tengo claro es que prescindir de la biometría en un terminal es a día de hoy algo inconcebible y es un sacrificio que al menos yo no estaría dispuesto a llevar a cabo.

La pantalla y la autonomía cumplen. Son correctas. Se podría pedir algo más, por supuesto

Otro punto importante en este análisis es la pantalla. Obviamente no es para tirar cohetes. Es una pantalla normalita para los tiempos que corren, una LCD con la tecnología Retina de Apple así como True Tone y el ‘feedback’ háptico. Obviamente si vienes de una Super AMOLED Full HD+ o superior notarás diferencias. La resolución aquí es la que es. 750 x 1330 píxeles. La densidad es de 321ppp. Y 625 nits de brillo máximo. Es un panel correcto, no más. No hay mucho donde alabarlo. Pero se puede vivir perfectamente con ella. Su mejor aspecto allá ofrecer la calidad necesaria para su público objetivo.

Batería: cumple, sin estridencias

Esta combinación de pantalla discreta y gran procesador influye en la autonomía. Y lo hace para bien. La batería es solo de 1.821 mAh. Sí, habéis leído bien 1-8-2-1. En la era de los 5.000 mAh, la pregunta de si serán suficientes es inevitable. Pues de nuevo la respuesta es afirmativa. La optimización del teléfono, junto a un panel que no suponga un gran lastre energético, hace que una carga completa de para pasar el día. Pero tampoco hay milagros. Se limita a cumplir el expediente. Si eres un usuario medio necesitarás cargarlo a la noche sí o sí. Si eres muy intenso, es probable que en medio de la jornada tengas que darle un chute con la toma de corriente.

La mayor queja, al igual que en iPhone 11, es la carga rápida. A pesar de ser compatible con esta tecnología, en la caja viene el cargador de 5W, el mismo que Apple lleva entregando años. Para llenar la mitad del tanque necesita una hora.

Siempre puedes optar por comprarte uno similar al del iPhone 11 Pro, si quieres darle más ‘brio’ y ganar tiempo. Es una política extraña de entender la de Apple con la carga rápida. Reservar el accesorio para sus terminales de más de mil euros es algo que sí resuelta completamente anacrónico, más que recuperar de un diseño de hace tres años. Además del puerto ‘lightning’ (escoltado por dos altavoces estéreo que sorprenden por su desempeño y claridad), este iPhone SE se puede cargar sin cables con cualquier base que funcione con el estándar Qi. En el apartado de comunicación, mencionar que cuenta con Bluetooth 5, NFC y Wi-Fi 802.11.

La cámara: ni la del Xr ni la del 8

Durante los meses previos al lanzamiento de este terminal -retrasado por el parón de las fábricas chinas por culpa del covid- se habló mucho del nombre. Finalmente se reutilizó el de SE (‘Special Edition’), aunque sonó fuerte la posibilidad de que ocupase el hueco del iPhone 9, un terminal que nunca existió. Podía haber sido un nombre que hubiese gustado más o menos, pero se hubiera quedado corto en el salto que realmente supone desde la octava generación. No solo por el procesador o el software sino también por la cámara, que monta un único sensor a caballo entre ese modelo y la hornada de teléfonos presentados en septiembre.

Se trata de una única pieza que cuenta con 12 megapíxeles, con apertura f/1.8 y establizador de vídeo. Cuenta con la posibilidad de grabar en 4K con sonido estéreo. El zoom digital (un recorte de la imagen, al fin y al cabo) se puede estirar hasta tres veces en el caso del vídeo. Cinco en el de la foto. Hasta aquí nada nuevo si se compara con el iPhone 8. Sin embargo, el uso del Smart HDR (que ayuda a gestionar partes sobre y subexpuesta) supone un añadido importante. Apple lo introdujo ya en el iPhone Xr y en los Xs. Los mejoró en la siguiente generación apoyándose en el A13. A esto hay que sumar las capacidades de procesamiento neuronal que facilita este chip, que ayuda en el procesamiento. Esta macedonia técnica se resume en que: no es exactamente la del 8 y no es exactamente la del Xr, el último terminal ‘monolente’ que habían creado en Cupertino.

Pero vayamos a lo esencial: ¿cuál es el resultado? En esa franja de precio solo hay un terminal que le supere (en resultado final, no en versatilidad, que eso va unido al número de sensores). El Pixel 3a. Y lo hace básicamente por el modo noche y un mejor desempeño del modo retrato, que también tiene pegas. Las tienen los móviles del doble de precio, pues aquí también. La cámara del nuevo iPhone SE funciona muy bien, a las mil maravillas, cuando tiene luz suficiente. Gracias al HDR inteligente gestiona bien grandes contrastes y logra un buen equilibrio en la mayoría de tomas.

Cuando cae la luminosidad, empieza a mostrar más grano y más ruido. Me ha soprendido el resultado escenas callejeras poco uniformes donde hay puntos de luz predominantes como farolas y focos. No tiene modo nocturno así que está un paso por detrás de otros modelos, como decíamos, pero se maneja relativamente bien y se defiende también en situaciones que no son a plena luz del día.

Sobre el zoom digital, ocurre lo mismo. Si está bien iluminado el objeto o el paisaje, podrás sacarle buen partido. Exprimiéndolo al máximo se notan ya cierta distorsión y se pierden tanto detalles como texturas, pero usándolo al 50% se consiguen resultados pintones. Obviamente no es lo mismo que un zoom óptico y aquí podríamos empezar a debatir sobre si el común de los mortales saca provecho a los teleobjetivos o no en un móvil o se basta con esta opción. Personalmente echaría más de menos un gran angular que un telefoto. Entre estos párrafos, tenéis varios ejemplos de la cámara. Sobre el modo retrato, solo sirve para fotografíar personas y no objetos o animales. Les ahorraré los escorzos imposibles que he tenido que hacer para dar fe de esta funcionalidad, que esto del confinamiento me ha tocado -por suerte o por desgracia- pasarlo en soledad.

Acerca del vídeo, una de las fortalezas de la marca en sus móviles, decir que puede grabar en 4K a 24/30/ 60 frames por segundo mientras que en 1080p maneja unas capacidades de hasta 240 fps. La cámara delantera cuenta con un sensor de 7 megapíxeles, vídeo en 1080p así como HDR y modo retrato.

¿Me conviene este iPhone?

¿Merece la pena este iPhone? ¿Es el iPhone para mí? Que sea un superventas o no lo dirá el tiempo, que estas predicciones son aún más difíciles de hacer en la ‘nueva normalidad’. Probablemente, el golpe de efecto de su puesta en escena hubiese sido mayor si en el catálogo de Apple no hubiesen explorado la vía del iPhone Xr y la del iPhone 11, con 700 y 800 euros de partida. Estos terminales, que se ajustaron más a precios de mercado, fueron los reyes indiscutibles del 2019 con 46,3 y 37,3 millones vendidos, respectivamente.

Pero todavía queda muchísima gente que está estirando los años en servicio del primer SE o de un iPhone 6, 6s o 7 a la espera de renovarlo sin dejarse más de 500 euros. Es gente a la que iOS le sigue tirando mucho y ahí es donde este móvil puede ser una gran opción. No les das una cámara triple o una pantalla sin bordes, pero no lo echarán en falta porque no lo han experimentado.

Antes tenía la opción de retroceder dos generaciones para tener un buen precio pero no tenían, por ejemplo, un procesador de última generación o un sensor que aunque es único tiene un gran desempeño para el precio del dispositivo. A sus fortalezas también hay que añadir ese aura de privacidad y seguridad que la marca se ha encargado de fortalecer en los últimos cursos. Las carencias, por contra, de las que hay que ser consciente básicamente son la ausencia de reconocimiento facial, un diseño con marcos o una batería que tampoco es para echar cohetes. ¿Se le pueden sacar defectos? Por supuesto. Que si nos limitamos a la hoja de especificaciones al compararlo con otro Android de este rango de precio, habrá apartados que nos puedan chirriar, también. Pero a Apple, para bien o para mal, hay que medirlo en su escala.

Por 489 euros de partida (puedes conseguir una rebaja si entregas tu terminal viejo) tienes el modelo de 64GB. También hay versiones de 128 y 256, de 539 y 659 euros, respectivamente. Como curiosidad, cabe mencionar que el precio de salida es el mismo que tuvo el SE original en España y venía con la mitad de memoria. También hay que decir que en aquellos momentos no se habían descabalgado los precios y sus modelos punteros estaban lejos de los mil euros. El iPhone SE es una alternativa difícil de obviar para quien tenga un presupuesto que ronde los 500 euros, un terreno que abandonó hace mucho tiempo y en el que se habían hecho fuerte los chinos. Por fín, se ha hecho realmente lo que pocos esperaban.

FUENTE: DIARIO EL CONFIDENCIAL (ES)

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