El artista Eladio Rivadulla Martínez fue uno de los mayores exponentes de los carteles cinematográficos en serigrafía en Cuba a mediados del siglo anterior. Ha plasmado más de 3.500 afiches de producciones tanto cubanas como del extranjero.
Diario EL TELÉGRAFO conversó con su hijo, Eladio Rivadulla Pérez, para profundizar en la trayectoria de su padre.
“A mi padre le gustaba mucho el cine, iba todas las semanas”. Así lo recuerda Eladio, un destacado maestro e iniciador de los carteles cinematográficos en serigrafía.
Eladio Rivadulla Martínez (La Habana, 1923-2011) fue uno de los más importantes artistas plásticos cubanos. Estudió en la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro de la capital cubana, donde se graduó como profesor en Dibujo y Pintura en 1943. Allí también aprendió diseño gráfico, tipografía y publicidad con una gran influencia de la Escuela de la Bauhaus alemana.
“En La Habana existían muchas salas de cine. La industria cinematográfica era muy lucrativa porque se proyectaban las películas producidas en México, Argentina, Estados Unidos”, comenta el hijo de Rivadulla, quien es licenciado en Historia del Arte por la Universidad de La Habana.
Al maestro, quien era un aficionado por el séptimo arte, le gustaban los carteles cinematográficos que se exhibían en las salas, que venían acompañados con las cintas entregadas por los distribuidores de cine.
“En algún momento–cuenta Rivadulla hijo– los administradores de las salas necesitaban reestrenar los filmes, pero ya no tenían los carteles originales o se deterioraron”. Por ello, señala que su padre tuvo la idea de realizar los carteles de cine impresos en serigrafía a los distribuidores de cine, a quienes les agradó la idea.
Esto coincidió con el auge del cine mexicano, argentino y estadounidense, a inicios de los años 40. El maestro Rivadulla empezó a elaborar estas obras muy innovadoras en su tiempo, en 1943, que se caracterizan por ser manuales.
Entre sus carteles cinematográficos más destacados se encuentran: Antesala del infierno, protagonizada por Kirk Douglas; La devoradora, con la actriz mexicana María Félix; Una carta de amor, interpretada por Jorge Negrete; entre otras películas que incluyen a producciones de países de Europa Oriental y la antigua Unión Soviética.
Desde allí inicia un proceso cultural que hasta ahora sigue vigente, promoviendo tanto el cine cubano como el extranjero a través de la serigrafía.
Con el tiempo, esta técnica comenzó a tener reconocimiento en el mercado del arte, como otra manifestación artística con sus propios atributos, diferente a los carteles tradicionales de las películas.
“Mi padre produjo entre 1943 y 1962 más de 3.500 carteles de películas para más de 66 distribuidoras independientes”, destaca Rivadulla.
Muchos críticos han resaltado la labor de Eladio Rivadulla Martínez. Por ejemplo, Yasmín Portales, en el XXIV Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, manifestó que en sus afiches “la simpatía se despierta por la historia sugerida en los trazos; el reconocible temperamento de los personajes; la justa disposición de luces y sombras para sugerir un ambiente geográfico o psicológico; la eficacia de elementos para definir un entorno histórico”.
Rivadulla también incursionó en otras áreas, como en la elaboración de display de cine, el diseño de logotipos y portadas de libros, los avisos y la publicidad. Hizo algunos diseños e ilustraciones para diversas casas editoriales y medios de comunicación. Además, la revista norteamericana Life, en 1958, calificó a cuatro sellos diseñados por el maestro, en honor al destacado científico y naturalista cubano Felipe Poey, como de los más hermosos del mundo.
También es considerado como el iniciador de la gráfica de la Revolución Cubana, ya que el 1 de enero de 1959, año del triunfo castrista, por voluntad propia, diseñó e imprimió en serigrafía el cartel 26 de Julio-Fidel Castro. (I)
Fuente: Diario el teleggrafo (ec)