El domingo anterior, por pedido de la Fiscalía, el juez que lleva el caso de las 185 tortugas gigantes bebés halladas dentro de una maleta en el aeropuerto de Baltra, Galápagos, el 28 de marzo pasado, suspendió la audiencia de juicio contra el policía Nixon Alejandro P. D., único implicado. La reinstalarán el próximo 3 de mayo para “esperar pruebas periciales importantes”.
Este hecho confirma que la delincuencia organizada está al acecho de estos quelonios para poder traficarlos en el mercado negro internacional. Según la organización Pacífico Libre, una tortuga joven puede costar entre $ 5.000 y $ 7.000, y las adultas llegan a $ 60.000 cada una. La incautación realizada el 28 de marzo alcanzaría, en el mercado ilegal, un total de $ 1′295.000.
La Coordinación Ecuatoriana para la Defensa de la Naturaleza y el Medio Ambiente (Cedenma), en un comunicado, afirma que la aprehensión de un policía no es suficiente, ya que este tipo de casos corresponde al trabajo de una “mafia” organizada. Los colectivos ambientales exigen mayores controles.
El Ministerio del Ambiente y Agua (MAAE) indica que, a través del personal de la Dirección del Parque Nacional Galápagos (DPNG), realiza patrullajes terrestres y fluviales, controles de carga, inspecciones de embarcaciones, control con cámaras de vigilancia en centros de crianza, entre otras acciones, para proteger a las especies del archipiélago de los traficantes.
“La DPNG, desde el 2015, tiene un convenio vigente con la Armada del Ecuador cuyo objetivo es realizar coordinaciones, estrategias y actividades conjuntas de control y patrullaje con el fin de evitar la pesca ilegal y tráfico de especies”, afirma el MAAE.
Sin embargo, el ente acepta que en las zonas de anidación natural no existen cámaras de vigilancia o guardianía, “porque están ubicadas en áreas remotas y es imposible tener seguridad en la totalidad del territorio, que es amplio”.
Justo de estas zonas se presume que proceden las tortugas decomisadas el 28 de marzo: “Dependiendo de la isla, la distancia desde los centros poblados para llegar a estos sitios es mayor, y son áreas a las que está prohibido el ingreso. No hay vías de acceso, solo senderos que localmente los llamamos picas, que son usados por guardaparques para proteger los nidos de las especies”, indica Washington Tapia, de Galapagos Conservancy.
El especialista añade que existen personas “locales” que, por ejemplo, cazan chivos y conocen muy bien esas zonas. Afirma que a través de sistemas GPS se llega a estas áreas.
“Realmente es una situación muy compleja, porque el área es muy grande. Sin duda, en los últimos eventos que han sido detectados hay participación de gente local que conoce las áreas y sabe cómo caminar en el difícil terreno de Galápagos, porque no cualquiera puede venir, sin conocer, y sacar a las especies”, dice.
Según el MAAE, la retención de las 185 tortugas es la primera que registran en su archivo. Sin embargo, también hubo una retención hecha en Perú, en 2017, donde se recuperaron 26 individuos. Tampoco existe precedente de una sentencia por el tráfico de tortugas gigantes de Galápagos, pese a que en 2018 se denunció el robo de 123 quelonios del centro de crianza en Isabela.
“Se espera que el tribunal fije fecha para audiencia de juicio en el caso de las 123 tortugas. Pese a la insistencia constante de la DPNG, hasta la presente fecha no se fija fecha. Esto aun cuando se ha resaltado que es un caso de connotación local, nacional e internacional”, dice el MAAE.
Actualmente los tres centros de crianza del archipiélago disponen de un sistema de cámaras de seguridad y guardianía las 24 horas. Además, en los centros de Isabela y Santa Cruz, con ayuda de cooperación externa, se están reacondicionando las instalaciones para “incrementar la seguridad”.
Tapia afirma que las autoridades deben endurecer los controles en las islas y detectar a las personas que integran las redes de tráfico y prohibirles la entrada al archipiélago. Además, la población también debe convertirse en custodio de la biodiversidad de Galápagos.
“Hay gente en el mundo con mucho dinero que quiere tener en sus colecciones personales las especies más exóticas del planeta, y las tortugas de Galápagos cumplen este criterio. El tráfico de especies es uno de los ilícitos más lucrativos del planeta. Es un movimiento transnacional”, afirma.
Acciones que realiza la Dirección del Parque Nacional de Galápagos en la lucha contra el tráfico de especies
- Patrullajes semanales en áreas terrestres del Parque Nacional Galápagos
- Patrullajes semanales en áreas de la Reserva Marina de Galápagos
- Controles diarios en aeropuertos
- Controles diarios en punto fijos estratégicos
- Revisión de carga de cabotaje en los patios de consolidación en los puertos
- Inspección de embarcaciones que salen de la Reserva Marina de Galápagos.
- Inspecciones de embarcaciones de carga.
- Control permanente con sistemas de video vigilancia, con guardaparques y servicio de guardias privados.
FUENTE: PRIMICIAS (EC)