El Gobierno brasileño suspendió este lunes el arancel de importación sobre el arroz hasta el próximo 31 de diciembre por las graves inundaciones que han devastado el estado de Rio Grande do Sul, el mayor productor del grano del país.
La medida afecta a tres tipos de arroz que el año pasado representaron «el 91,8 % del total importado por Brasil», explicó el vicepresidente y ministro de Industria y Comercio, Geraldo Alckmin, en sus redes sociales.
El Gobierno busca así garantizar el suministro y evitar una subida de los precios ante la esperada reducción de la oferta por las lluvias torrenciales e inundaciones que este mes golpearon Rio Grande do Sul, responsable del 70 % de la producción nacional del grano.
Alckmin subrayó que analizarán «atentamente» los efectos de reducir a cero el impuesto de importación al arroz, producto central en la alimentación de los brasileños, y que, en caso de que sea necesario, revaluarán el periodo de vigencia de la exención.
«El Gobierno está actuando con decisión para garantizar la seguridad alimentaria y el bienestar de todos los brasileños», añadió.
De acuerdo con el Ejecutivo, la mayor parte de las importaciones de arroz del país son intrabloque del Mercosur, formado por Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia, que está en el proceso final de su adhesión definitiva.
Entre los socios del grupo suramericano, el arancel para el arroz «ya es del 0 %», pero el Gobierno brasileño remarcó que «existe potencial para importaciones de otros orígenes, como Tailandia».
En este sentido, indicó que las compras de arroz a Tailandia representaron el 18,2 % del total importado entre enero y abril de este año.
Las inundaciones, lluvias torrenciales y deslizamientos de tierra han provocado estragos en 464 de los 497 municipios de Rio Grande do Sul, una importante región agropecuaria e industrial con una población de 11,3 millones de habitantes, el 6 % del total del país.
Según el último balance de la Defensa Civil, la tragedia climática ha causado hasta ahora 158 muertos, 85 desaparecidos, 806 heridos y 2,3 millones de damnificados, de los que unos 660.000 han tenido que abandonar sus hogares y ahora viven en albergues o en casas de parientes o amigos.
Fuente: El Productor