La pitahaya lleva ya años expandiendo su superficie en la Costa Tropical de Granada, junto a los mangos, aguacates y chirimoyas por los que es famosa, de mano de las empresas especializadas en fruta subtropical de la zona, como Frutas Tejerina, que hace casi una década ya vio la interesante proyección que tendría esta fruta.
«Hace ya nueve años empezamos a probar con el cultivo de esta fruta en una finca de experimentación que teníamos, y desde los inicios vimos que era una fruta que crecía muy bien en esta zona», explica Emilio Tejerina, gerente de Frutas Tejerina, «con muy buenos resultados y mucha calidad en el cultivo de exterior, porque la mayoría de los agricultores que hacen pitahaya la cultivan en invernadero».
«Bajo nuestra experiencia, lo más importante es elegir una variedad que dé una buena producción, minimice los costes y que tenga un buen sabor, y en ese aspecto, en los últimos años ha habido un gran avance. Al principio, empezamos con las variedades más conocidas en esa época que ya se habían probado en diferentes campos de experimentación, principalmente en Canarias, que eran Undatus, Costa Rica e Hybridum».
«Esas variedades se han quedado un poco atrasadas frente a las que hay ahora con mucho futuro, con mucho sabor e incluso autopolinizantes, que ahorran muchos costes; sobre todo el de la polinización manual en un mercado que está a la baja a medida que aumenta la producción. De hecho, ahorrar en costes será fundamental para que, en este contexto, la pitahaya siga siendo un cultivo interesante», señala Emilio. «Venimos de precios hace unos ocho años de entre 7 y 8 euros/kilo, ya estamos en torno a los 4 euros/kilo y seguramente llegaremos dentro de poco a los 3 euros/kilo. No obstante, eso también está haciendo que pase poco a poco de ser un producto de lujo a ser más tipo commodity y que cada vez aumente más su consumo».
«Sin duda, pienso que la pitahaya tomará más importancia en el mercado, y años como estos en los que el aguacate y el mango están teniendo problemas por el clima podrían ayudar a que lo hiciera aún más rápido», destaca. «La pitahaya aguanta muy bien la falta de agua y el calor de esta zona con clima subtropical, y tiene una producción bastante extensa en el tiempo gracias a las diversas floraciones de las plantas entre abril y noviembre; aunque se observa cierta irregularidad en la producción que a los clientes aún les cuesta comprender. La campaña, de hecho, acaba de comenzar en la Costa Tropical, y nosotros, en Frutas Tejerina, empezaremos a cosechar volúmenes fuertes a finales de julio/principios de agosto».
Una nueva campaña corta en kilos para aguacate y mango, pero estabilidad en chirimoya
En cuanto al mango y el aguacate, este año todo apunta a que se repetirá el desarrollo de la última campaña. «La floración se dio muy bien y hubo muy buen cuaje, tanto en aguacate como en mango, pero en solo una semana de viento en primavera se perdió mucha fruta».
«Hay fincas que, gracias a su microclima, no han sufrido tantas pérdidas; pero en general no se esperan grandes volúmenes de aguacate, quizás algo similar al año pasado, y tampoco en mango. En mango, en concreto, pasamos de tener los campos llenos de fruta cuajada a árboles que están abortando casi todo lo que tenían».
«Los peritos y técnicos dijeron el año pasado que el calor afectó negativamente a los mangos, pero este año que no ha hecho calor ese no puede ser el motivo, y se piensa que haya podido ser por unas temperaturas nocturnas demasiado bajas; aunque sea como sea, es una pena que volvamos a tener otra campaña corta».
«En el otro gran tropical de la zona, la chirimoya, las técnicas de polinización que empleamos aseguran un buen cuaje y que cada campaña tengamos una buena cantidad de fruta disponible», comenta. «En estos momentos está en los árboles la fruta de la floración de la primavera, que será la de la campaña de otoño que se desarrolla de finales de agosto hasta mediados de noviembre con mucha estabilidad en la producción».
«Finalmente, nuestra producción de tropicales se completa con el níspero, cuya campaña se desarrolla entre abril y mayo, y la caña de azúcar, que se desarrolla en la primera mitad del año».
«Antiguamente, la caña de azúcar se cultivaba en toda esta zona de la costa mediterránea andaluza y subía hasta Levante. Es una planta que fue traída por los árabes desde Asia y que luego los españoles llevamos a América, pero con el paso de los años, su cultivo fue abandonándose por la falta de rentabilidad y competitividad con otros orígenes, destinando estas zonas de producción a favor de otros tropicales, hasta el punto de que, de todas las fábricas de azúcar y trapiches que existían entre Málaga y Granada, hoy en día solo queda una fábrica de miel de caña en La Axarquía, junto con la azucarera Montero y alguna bodega artesanal más de la costa granadina, que destilan alcohol y ron a partir de la melaza de caña, aunque la que utilizan ya no se produce con la caña de aquí».
«A pesar de ello, nosotros seguimos cultivando la caña de azúcar, que vendemos en determinados mercados, principalmente de origen sudamericano, que la siguen utilizando como ingrediente fresco».
Fuente: El Productor