El mercado de la pitahaya está experimentando un crecimiento exponencial, consolidándose como un producto estrella en mercados clave como Europa.
Esta fruta, conocida por su sabor único y sus beneficios para la salud, ha mostrado un incremento del 202% en su demanda global entre 2019 y 2024, con proyecciones de crecimiento sostenido para los próximos años. En este contexto, Perú busca posicionarse como uno de los principales exportadores de pitahaya en América Latina, compitiendo con países como Ecuador.
Pitahayas Baleno, una de las empresas peruanas líderes en el sector, logró exportar 36 toneladas en su primera temporada productiva de 2024, con un valor CIF de 126.000 dólares. “Nuestro objetivo para 2025 es ambicioso: alcanzar las 300 toneladas y un valor FOB de 840.000 dólares, aprovechando la creciente demanda y nuestra participación en ferias internacionales”, explica Juan Diego Vargas, jefe de inteligencia comercial de la empresa. Para lograr esta meta, Baleno ha implementado innovaciones como la instalación de luces led en sus cultivos, lo que permitirá extender la temporada de cosecha de cinco a ocho meses.
La pitahaya peruana se vende a un precio mínimo FOB de 12 dólares por caja de 4 kg netos, aunque este valor puede variar dependiendo de los requerimientos de los clientes. Sin embargo, los altos costos logísticos, especialmente el transporte aéreo necesario para mantener la frescura de la fruta, representan un desafío significativo. Para mitigar estos costos, Pitahayas Baleno negocia previamente con aerolíneas y agencias de carga, asegurando precios competitivos que permitan ofrecer una tarifa atractiva a los compradores internacionales?.
Sin embargo, no todo es optimismo. La falta de protocolos fitosanitarios impide actualmente la exportación de pitahaya peruana al mercado estadounidense, un desafío que la empresa espera superar en el corto plazo. “Competir con Ecuador en Estados Unidos sería un gran paso para nosotros, dado que este país dirige el 60% de sus exportaciones a ese mercado. Estamos trabajando arduamente para que este sueño sea una realidad el próximo año”, agrega Vargas.
Consciente de la importancia de la sostenibilidad, Pitahayas Baleno trabaja con campos certificados como Global GAP y Grasp, y planea obtener la certificación orgánica en 2025. Estas medidas buscan garantizar la calidad del producto y su compatibilidad con las crecientes exigencias de los consumidores conscientes del impacto ambiental.
La empresa también mira hacia el futuro con planes de diversificación. Además de la pitahaya, considera expandirse a otros productos de alto valor como el aguacate y el arándano, que ya tienen un mercado consolidado en Perú. “Estamos atentos a las demandas globales y preparados para adaptarnos a nuevas oportunidades”, señala Vargas.
El crecimiento de la industria de la pitahaya tiene un impacto significativo en la economía peruana, generando empleo y posicionando al país como un actor clave en el sector agrícola internacional. Aunque desafíos como los costos logísticos y los efectos del cambio climático, ejemplificados por el impacto del ciclón Yaku, han puesto a prueba a los productores, empresas como Pitahayas Baleno demuestran resiliencia y capacidad de innovación.
“El ciclón Yaku tuvo un impacto significativo en la producción de pitahaya en el norte de Perú. Este fenómeno climático inundó las carreteras, dificultando el abastecimiento oportuno de los almacenes necesarios para el cuidado y mantenimiento de las plantas. Como resultado, se produjeron retrasos en el crecimiento y desarrollo de los cultivos, afectando la producción esperada de la temporada”, concluye Vargas.
Fuente: El Productor