Los productos elaborados de atún figuran como uno de los principales bienes de la canasta exportadora ecuatoriana y de los hogares del país. De hecho, la conmemoración del Día Mundial del Atún (2 de mayo) reconoce el papel fundamental del atún en el desarrollo sostenible, la seguridad alimentaria, la economía y los medios de vida de las personas de todo el mundo.
De acuerdo con Fedexpor, el sector procesador de atún del país ha logrado triplicar su volumen de exportación durante los últimos 10 años. El aporte de este producto representa el 8% del total de ventas no petroleras. En el 2010, el país exportaba USD 318 millones y para el cierre del 2020 se llegó a USD 1 033 millones. Felipe Ribadeneira, presidente del gremio, explica que este incremento se debe a la capacidad de la industria para consolidar su posición y presencia en mercados demandantes, como el de la Unión Europea (UE).
El bloque, al que actualmente se envía más del 50% de la oferta de Ecuador, es uno de los cinco destinos que empujó el crecimiento de las exportaciones atuneras desde hace más de una década. Ribadeneira añade que la constante innovación del sector para dar estricto cumplimiento a procedimientos de manejo sostenible de todos sus recursos es uno de los diferenciadores del producto ecuatoriano.
Por esta razón, Ecuador figura como el segundo productor mundial de atún. Mónica Maldonado, directora ejecutiva de la Cámara Ecuatoriana de Industriales y Procesadores Atuneros (Ceipa), destaca que el país es uno de los primeros en calidad por sus sistemas de trazabilidad y manejo de políticas laborales. De hecho, resalta, en el 2020 la industria priorizó la salud de sus trabajadores en medio de la emergencia por el covid-19. Por ejemplo, reestructuró turnos de trabajo y modificó la ubicación de los operarios dentro de las líneas de procesos. El sector atunero emplea a 25 000 personas de forma directa en plantas industriales y flota de barcos, además de empleos conexos.
Otro detalle que destaca Maldonado es que, por la exigencia de los mercados, el sector reforzó en el último año normativas nacionales e internacionales de inocuidad, como buenas prácticas de manufactura, protocolos de bioseguridad, normativa de seguridad de riesgo en el trabajo. Xavier Rosero, docente de economía internacional de la Pontificia Universidad Católica (PUCE), complementa esta visión al señalar que “el sector procesador de atún se ha constituido como un ejemplo de industria alimentaria, que ha logrado encadenar varios eslabones productivos que favorecen las oportunidades de diversificación de la oferta exportable y el desarrollo territorial de las provincias costeras donde de desenvuelve esta actividad”.
En el país, las industrias que procesan atún están ubicadas en Guayas, Santa Elena y Manabí, concentrándose en esta última el 60% de la oferta. La capacidad de producción (procesamiento y envasado) alcanza las 500 000 toneladas, de las cuales un 5% se destina al mercado local. Al respecto, la representante de Ceipa señala que el consumo interno de atún se ha consolidado en las preferencias de la canasta básica de los hogares. Resalta que el producto tiene un peso importante en las perchas de los supermercados y tiendas por encima de marcas importadas.
En Corporación Favorita, por ejemplo, la zona de enlatados tiene 13 presentaciones de las cuales 12 son nacionales y una importada. Rubén Salazar, su gerente corporativo, dice que la preferencia por el producto local en los últimos años tiene un crecimiento sostenido de ventas, sobre todo por la facilidad de consumo y por ser una proteína de buen precio. El sector atunero destaca que el futuro de esta industria se enfoca en la importancia de una gestión pesquera sostenible, de conservación y adaptación de las nuevas tecnologías para su constante innovación productiva.
FUENTE: REVISTA LIDERES (EC)