Postergar parte de la cadena de suministro puede sonar extraño o tal vez irracional, pero la necesidad de satisfacer diferentes mercados ha llevado a ejecutar el concepto de Postponement, acuñado en los años 50 por Alderson. Se trata de aquella estrategia empresarial orientada a retrasar algunas de las actividades de la cadena de suministro hasta que la demanda del cliente se concrete, logrando tanto un mejor control de costes como una mayor velocidad de respuesta a dicha demanda.
Si bien puede ser una mejora sustancial, la dificultad de su gestión y el volumen de información que requiere no la hicieron rentable hasta la aparición de Internet y la generalización de la informática. Es decir, hasta que el manejo y transmisión de información de gestión la hizo factible, es decir hasta mediados de la década de 1990.
Los grandes fabricantes utilizan el Postponement para adecuarse a las necesidades del cliente, como por ejemplo, color de automóviles más solicitados, así como también en el desarrollo de productos , testeando las principales características o atributos valorados por los clientes sin cerrarlos en aras de una producción en masa hasta que han sido validados lo suficiente.
El autor también postula que “no existe un producto ideal sino múltiples productos ideales. Incluso dentro del mismo nicho de mercado, el mismo tipo de consumidor no va a querer necesariamente el mismo producto, o no lo va a querer siempre igual. Recuerden que no siempre prefieren ir a su restaurante favorito. E incluso cuando van a su restaurante favorito, no siempre pedirán su plato favorito. Este hecho hace todavía más valioso el Postponement y la Mass Customization”.
Efectos de la globalización
Iván Solís Rivera, en logisticamx. plantea que el Postposment «es considerado por los especialistas como uno de los efectos de la globalización, debido a que en el mercado existen una gran variedad de productos y por ende, los consumidores buscan tener el producto en el lugar y tiempo requerido”.
“De acuerdo con el catedrático e investigador de la Universidad Iberoamericana, Manuel del Moral el aplazamiento, Postposment o personalización representa el retraso de ciertas actividades para tener la configuración final personalizada del producto y satisfacer un requerimiento del consumidor, en síntesis, tiene que ver con la configuración del producto semiterminado que generará la flexibilidad suficiente de la cadena de suministro en la logística”.
En el artículo de Solís Rivera, Héctor Guzmán Vicepresidente Contract Logistics de Kuehne & Nagel, destaca que “desde la perspectiva del proveedor de servicios logísticos, es importante saber si el diseño y ejecución de soluciones son compatibles con las estrategias de Postposment de clientes, por lo que se debe tener sensibilidad de mercado y contar con una retroalimentación de los clientes sobre el performance del supply chain”.
Los principales retos para la cadena Postposment implican soportar el crecimiento a través de reducción de costos con la capacidad de ser flexibles, además de contar con sistemas de información no solo en el aspecto operativo sino en cuestiones de mercado, así como tener la capacidad de distribuir en el mercado local con la entrada de modelos como el e-comerce, concluyó Guzmán.
Vino chileno
En un artículo publicado por Sergio Maturana (Ph.D U.California, Los Ángeles, EE.UU.) en claseejecutiva.emol.com postula que postergar algo puede ser una buena idea. Basado en un proyecto Fondecyt investigó los beneficios que puede tener para una viña usar el Postponement en la línea de etiquetado.
Señala que en el proceso, la botella primero se llena y luego se etiqueta, quedando lista para ser despachada al cliente. El problema surge con las viñas que exportan a diferentes países, debido a que la misma etiqueta no sirve para todos, por temas idiomáticos, de restricciones legales y comerciales.
Una forma de resolver el problema, indica, es esperar hasta que llegue la orden del cliente antes de embotellar el vino. El problema es que los clientes muchas veces quieren el vino en plazos muy cortos, que pueden ser muy difíciles de cumplir.
Otra opción, asegura, es tener inventario de producto terminado para los distintos mercados. En los casos de las viñas que exportan a muchos mercados, esto implicaría tener un nivel de inventario excesivamente alto, lo que es muy caro.
Finalmente, Sergio Maturana, establece que hay una opción intermedia: postergar el etiquetado hasta que llega la orden. La ventaja es que el vino embotellado, pero sin etiquetar, puede servir para distintos mercados. Una vez etiquetado, el vino se restringe solo a los mercados compatibles con esa etiqueta. Etiquetar el vino, una vez embotellado, es bastante más rápido y simple que todo el proceso de embotellado.
FUENTE: Mascontainer.com (Ch)