El uso de aplicaciones de citas aumentó en 43% en los últimos años. Las ‘apps’ apuestan por los perfiles pagados. Varias parejas cuentan sus historias.
Con el corazón roto y sin mayores expectativas, María Lidia Gruezo descargó Tinder a pedido de sus amigas. “Me recomendaron que lo usara para conocer gente. Yo aun estaba recuperándome de mi última relación, pero decidí que no tenía nada que perder”. Semanas después, hizo ‘match’ con David.
El norteamericano llevaba años utilizando la aplicación de citas, creada en 2014, sobre todo cuando viajaba. El Ecuador fue su primer tema de conversación y poco después, intercambiaron números de celular.
“Llegó un día en el que me dijo que quería conocerme. Al principio me negué, porque me daba temor irme sola hasta Nueva Jersey”. Pero con el tiempo accedió “Iba aterrada. Le había dado su número a mis amigas por si acaso no sabían de mí y me vendían a la trata de blancas”, recuerda entre risas. Pero David resultó ser el mismo chico con el que llevaba meses conversando. Actualmente están comprometidos.
Al igual que ella y su novio, millones de personas han encontrando en las aplicaciones de citas, u otras plataformas digitales, un método efectivo para conseguir pareja.
Tinder, del grupo norteamericano Match, es una de las principales herramientas para conocer gente. De acuerdo a datos de la empresa, el número de usuarios en América Latina incrementó en un 43% entre 2018 y 2019. A la alza también están otras ‘apps’ como Bumble, Okcupid y Grinder que brindan este mismo servicio. Juntas generan un ingreso de cerca de $ 12 billones al año.
La introducción de los perfiles pagados, que ofrecen contenido diferenciado por montos de entre $ 10 y $30 mensuales, se ha convertido en la principal fuente de ingresos de las aplicaciones. Actualmente existen cerca de sesenta a nivel mundial. Se diferencian entre sí por las características que ofrecen, entre ellas, la posibilidad de hallar pareja en base a orientación sexual, gustos musicales e incluso religión.
Una ‘app’ cristiana fue la que unió a Beto y a Julia. “Un amigo mío conoció a su esposa en un chat cristiano, así que decidí intentarlo”, recuerda este. “A los dos días empezamos a conversar, primero por la app, luego por videollamada”.
Viajó a Carolina del Norte, en EE.UU., donde ella vivía, pese a la preocupación de su madre y hermana. “Tuve que dejarles fotos de su casa, fotos de ella y hasta de su universidad”, narra risueño. Hubo química desde el primer momento. Un año después se casaron.
A Claudia y a Joffre los unió su amor por Emelec Sporting Club. Se habían visto en el estadio, hasta que el decidió agregarla a un foro digital, y de ahí pasaron a chatear a diario.“Yo en esa época tenía mis redes sociales para mis amigos y familia, no para buscar pareja. Fue la primera vez que acepté a alguien que no conocía”, recuerda.
Cree, sin embargo, que conocerse por redes y apps es hoy por hoy, la manera más popular de buscar pareja. “Tenemos algunos amigos que las usan mucho. Y sí las recomendaría, pero tomando precauciones. En mi caso, tuve suerte”.
El éxito de las ‘apps’ ha impulsado a otras plataformas como Facebook a subirse al negocio del amor. Este último estrenó el año pasado estreno Facebook Match, que incluso permite a los usuarios integrar su cuenta de Instagram a sus perfiles. Al momento está disponible en diecinueve países.
Lo que no está en duda, es que el amor por internet está a aquí para quedarse. Las proyecciones más optimistas indican que, hasta 2023, 328 millones de personas tendrán perfiles en ‘apps’ de citas.
FUENTE: DIARIO EXPRESO (EC)