El 20 de marzo se celebra el día de la Felicidad a nivel mundial, la oportunidad perfecta para hablar de estado de ánimo ¿Por qué es importante? porque las emociones influyen en las decisiones económicas.
Existen varios estudios que demuestran que la felicidad o un estado positivo, por ejemplo, se asocia a un proceso de decisión más rápido; mientras que uno negativo a uno más lento.
Pero existen ciertas pautas para que el estado de ánimo no afecte a las finanzas personales.
Elizabeth Arellano, especialista del Programa de Educación Financiera Aprende de Produbanco, explica que “la forma en la que manejamos el dinero está directamente ligada con las emociones.
Pueden impactar en nuestras decisiones en el sentido positivo, cuando no cedemos al impulso de comprar por un deseo; y, en el negativo cuando nos abruman la preocupación y la angustia”.
De ahí que es importante controlar las emociones para llevar unas finanzas con decisiones inteligentes. Cuando una persona está feliz, generalmente se mantiene un patrón de motivación que lo lleva a establecer metas a corto y largo plazo.
Al tener una visión clara de lo que busca, el manejo del presupuesto es más claro y con mejor disciplina.
Arellano explica que “el estar feliz puede llevar a consumir cosas necesarias porque nos merecemos o porque estamos en un contexto positivo y con las finanzas bajo control”.
Mientras que al estar tristes o deprimidos, es posible que también nuestros patrones de consumo se alteren o tomemos decisiones financieras contraproducentes.
«Podemos pensar que al comprar cosas nos sentiremos mejor y subiremos el ánimo; en este sentido muchas veces tomamos decisiones por impulso que pueden afectar nuestras finanzas.”
Para evitar que las emociones influyan de manera negativa en el bolsillo, el programa de Educación Financiera de Produbanco recomienda seguir tres pautas principales.
La primera es practicar el consumo inteligente, este concepto se refiere a la capacidad de tomar decisiones correctas a la hora de comprar un bien o servicio.
Se basa en la comparación y análisis de precios y alternativas, con el fin de elegir únicamente lo indispensable y aquello que ofrece los mejores beneficios.
Sin embargo, interiorizar esta idea y ponerla en práctica suele ser complicado pero no imposible, todo será cuestión de adquirirlo como un hábito.
De acuerdo a Arellano, lo primordial es “evitar las compras por impulso. Lo más recomendable es dejar enfriar las emociones y, después de esa etapa, decidir. De esta manera, el estado de ánimo ya no ejerce el mismo poder”.
Realizar compras por impulsos, generalmente no obedece a una necesidad, sino a un gusto o a factores como: precio bajo, publicidad o recomendación. Estas compras tienen en común que llevan consigo una alta carga emocional en la adquisición.
Esto podría llevar a adquirir productos de mala calidad y poca duración. Si la compra ya se hizo, es importante remediarlo cuanto antes, mediante un plan inmediato de acción que incluya: recortar gastos, establecer pagos inmediatos y priorizar los pagos necesarios.
Finalmente la especialista recomienda programar el consumo, siempre se debe manejar un presupuesto familiar y personal para tener el control de ingresos y gastos.
Esto ayuda, sobre todo, a destinar lo necesario para el ahorro y cumplimiento de metas a corto y largo plazo. En línea con este concepto, es importante realizar las compras de manera programada, es decir, mediante elaboración de listas de compras y fijación de presupuestos. (I)
FUENTE: DIARIO EL TELÉGRAFO (EC)