París – Destino: Mercurio. Un cohete Ariane 5 lanzará el sábado desde la Guayana francesa dos sondas espaciales para tratar de desentrañar el misterio de este «eslabón perdido» entre los planetas rocosos.
Las dos sondas de la misión BepiColombo, que partirán de la base de Kourou a bordo de la lanzadera europea, «regresarán como un caballero blanco, con mejores datos y más precisos», asegura Alain Doressoundiram, astrónomo del Observatorio de París.
Pero antes de alcanzar Mercurio, viajarán durante siete años y recorrerán 9.000 millones de km.
«Para entender la formación de la Tierra», hay que aclarar primero «la formación de los planetas rocosos (Mercurio, Venus, la Tierra y Marte, ndlr) en su conjunto. Pero Mercurio se desmarca de sus homólogos sin que sepamos por qué», explica a la AFP Doressoundiram.
Para escudriñar estos misterios, 16 instrumentos serán transportados entre ambas sondas, una de la Agencia Espacial Europea (ESA) y la otra de la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (Jaxa). El despegue está previsto el viernes a las 22:45 hora local (01:45 GMT del sábado).
Un planeta «extrañamente» pequeño
Con un diámetro de 4.879 km (frente a 12.756 km para la Tierra), Mercurio es el planeta rocoso más pequeño del sistema solar. Para Pierre Bousquet, jefe de proyecto de la contribución francesa en BepiColombo, Mercurio es «extrañamente» pequeño.
Esta particularidad sugiere que, en su juventud, Mercurio sufrió el impacto de un gran objeto. «Hay un cráter enorme visible en su superficie que podría ser la cicatriz de ese cataclismo», según este ingeniero. Bepicolombo tratará de verificarlo.
Esta hipótesis permitiría explicar igualmente el tamaño inusualmente grande del núcleo de Mercurio (55% de la masa total del planeta frente al 30% en el caso de la Tierra).
Un campo magnético
Con la excepción de la Tierra, Mercurio es el único planeta telúrico que dispone de un campo magnético. Este es generado por un núcleo líquido. Pero, dado el tamaño de Mercurio, su núcleo tendría que haberse enfriado con el paso del tiempo y haberse solidificado, como Marte.
Los expertos sopesan varias teorías para entender esta posible anomalía, como la presencia de un elemento en el núcleo que le impediría enfriarse. Estudiando su campo de gravedad, ambas sondas podrán definir la composición y la estructura del planeta.
Quedará por dilucidar por qué el núcleo del planeta es diferente al del resto de planetas rocosos, pese a que se formaron prácticamente en el mismo lugar.
Hielo a 400 °C
En Mercurio, el calor es extremo durante el día (430°C) y durante la noche hace mucho frío (- 180°C). Se pasa del día a la noche en el equivalente de tres meses terrestres.
Pero varias misiones anteriores revelaron la presencia de hielo en el fondo de cráteres polares.
Los investigadores presumen que este hielo se habría acumulado a lo largo de bombardeos de cometas y habría escapado a los rayos UV del sol.
«Es algo que sospechamos, pero no tenemos una prueba directa. BepiColombo tratará de verificarlo con sus cámaras infrarrojas», según Doressoundiram.
«Si se confirma la presencia de hielo, habría además un muestreo de agua y algunos trozos fecharían prácticamente de los inicios del sistema solar», asegura Bousquet.
Vientos solares, bajo la lupa
Mercurio es el planeta más cercano al Sol, únicamente a 58 millones de km (la Tierra está a 149,6 millones de km). Por ello, «recibe en primera línea los vientos solares», un flujo constante de partículas ionizadas que se desplazan a más de 500 km por segundo, según Bousquet.
Los investigadores podrán estudiar el impacto de este viento – 10 veces más potente que en la Tierra – sobre el campo magnético del planeta e igualmente ver cómo se ve afectada la superficie a largo plazo.
Los científicos temen que en la Tierra se registre una tormenta solar grave que afecte la red eléctrica durante meses e incluso años en algunas regiones.
FUENTE: DIARIO EL UNIVERSO (EC)