Debido al aislamiento social, los niños y adolescentes reducen su actividad física, por ello es importante regular su alimentación. Los postres pueden ser propicios para sustituir los refrigerios de la media mañana y la media tarde.
Las vacaciones escolares en la región Sierra y la Amazonía ecuatoriana tienen este año un tinte especial: el confinamiento por el covid-19.
El aislamiento social provoca que los niños y adolescentes no tengan un ritmo adecuado de actividad física que les permita consumir las calorías y grasas que ingieren en sus comidas. Así, hay que considerar que la alimentación es un factor indispensable en el desarrollo de los niños y adolescentes.
Por ello, al tomar en cuenta este aislamiento y la nutrición, es importante mantener hábitos alimenticios acordes a la etapa de crecimiento de cada niño para asegurar una ganancia en su estatura, pero también para reducir los riesgos de obesidad o desnutrición. También garantizar que el sistema inmune se fortalezca, “lo cual ayuda a evitar infecciones respiratorias, trastornos gastrointestinales, entre otras enfermedades”, explica la empresa Vita que lanzó la iniciativa de postres saludables.
Ana Altamirano, nutricionista de la marca, asegura la dieta de los niños debe girar en torno a las tres comidas principales, pero también a dos refrigerios. “Cada uno con un intervalo de tres horas aproximadamente o planificado en función de sus actividades diarias, manteniendo horarios fijos con el fin de no saltarse ningún tiempo de comida”, indica.
Si bien, la buena alimentación se centra en alimentos balanceados, se tiene que garantizar a los niños y jóvenes, los menús variados y con alimentos de todos los grupos.
Por ejemplo, los cereales integrales, frutas que deben ingerirse en al menos dos porciones al día y de cualquier tipo, lácteos que implica tomar dos vasos al día de leche o yogur, proteínas como las carnes blancas, huevos o queso, vegetales que deben comer como mínimo dos porciones en el día -tal es el caso del brócoli, espinaca pepinillo, tomates, etc., leguminosas como los granos tiernos y el consumo permanente de agua para lograr una hidratación adecuada.
Respecto al consumo de azúcares, la experta señala que este no debe exceder de una porción diaria y recomienda evitar la compra de dulces o snacks azucarados.
Para mantener el nivel de azúcar pero evitar su uso excesivo, se recomienda sustituirlos con postres caseros, que además de aportar a una adecuada alimentación de los infantes, pueden ser un gran momento para compartir en familia. “Involucrar a los niños en la creación de postres puede resultar muy divertido y aporta en el desarrollo de destrezas psicomotoras, evita horas de pantalla e integra a todos los miembros de la familia; pero sobre todo, es el mejor momento para impartirles conocimientos sobre alimentación saludable, motivándolos a consumir nuevas preparaciones y a probar postres hechos en casa”.
Los postres pueden consumirlos como snacks a la media mañana o la media tarde. Gracias a ellos, el niño o joven aportará la energía suficiente para que culminen sus actividades escolares realizadas por ahora en el hogar.
Sin embargo, también se pueden consumir al finalizar el almuerzo, siempre y cuando no reemplacen una comida principal.
Como indicación la nutricionista aclara que deben contener al menos una fruta, un lácteo y un cereal complejo como avena o granola, además de productos naturales y nutritivos como el queso y la mantequilla. Pueden ser fríos o calientes y su preparación más o menos de fácil elaboración, así sabremos que sus ingredientes son de fácil digestión.
“Nuestra propuesta es usar productos de calidad como los lácteos que tienen proteínas, grasas y carbohidratos”, explica la experta, quien reitera que se debe procurar el cuidado y buena alimentación de los niños y adolescentes. (I)
Fuente: Diario El Telegrafo.