[:es]Un año en el que se han registrado varios cambios de gobierno en Latinoamérica, las elecciones de Brasil suponen el último proceso en lo que resta de 2018, pero, también, el resultado en la principal economía de la región es el que más preocupa.
El peor desempeño del gigante latinoamericano ya se está notando en las previsiones económicas y, de esta forma, desde las proyecciones de crecimiento regional, hasta mediciones del clima de negocios como el elaborado por la Fundación Getulio Vargas, están arrojando peores cifras de las que Brasil es uno de los protagonistas.
Por lo pronto, ya dio comienzo la carrera electoral, la cual cuenta con una dosis de incertidumbre nunca antes vista. Como explica Monica Arruda de Almeida, profesora del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Georgetown, “la incertidumbre institucional y la polarización política han traído gran imprevisibilidad a las elecciones. Cuando tienes un candidato presidencial que está en prisión por corrupción y lavado de dinero liderando las encuestas nacionales, sabes que estás navegando en aguas inexploradas respecto a las predicciones. Incluso con un 95% de posibilidades de que se rechacen las apelaciones de Lula, no es imposible que se revoque su condena legal. Eso, en sí, trae mucha ansiedad al electorado”.
Y más allá del punto de vista político, la economía de Brasil también está pendiente de este proceso. “Brasil cuenta con un nivel elevado y creciente de deuda pública, por lo cual se requieren reformas que conduzcan al déficit público a niveles más sostenibles. El resultado de las elecciones es determinante ya que de éste dependen la probabilidad de éxito de dichas reformas, afirma el banco Itaú.
(Contienda electoral en Brasil da pocas opciones para un cambio real).
Sin embargo, lo que los expertos dejan claro es que el impacto de las elecciones no solo se centrará a nivel interno, sino que tendrá consecuencias en toda la región. Según Shelly Shetty, responsable del equipo de calificaciones soberanas para las Américas de Fitch, “Las elecciones son impredecibles y hay considerables políticas asociadas con ellas. Estas son importantes para el curso futuro de Brasil dado el alto déficit fiscal y las desafiantes perspectivas de crecimiento. Los efectos de contagio más amplios para el resto de la región dependerán del desempeño económico que se produzca en Brasil en la próxima administración”.
Cabe recordar que el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su último reporte de sus previsiones de crecimiento, rebajó el pronóstico para Brasil del 2,8% para este año que había emitido en abril, hasta el 1,8% actual, lo que impactó fuertemente en el dato para el conjunto de Latinoamérica, que bajó desde el 2% a 1,6%.
De igual forma, como se ha mencionado, el indicador del clima económico de la Fundación Getulio Vargas, acumula un semestre de descensos, un mal resultado en el que, como explicó el mismo centro de estudios, las peores perspectivas de Brasil son determinantes.
Eso sí, los expertos destacan que ante un peor panorama, a causa del resultado en el país vecino, el impacto en el resto de economías no sería igual en cada una. “Un deterioro en la política en Brasil podría conducir a un crecimiento más débil, así como a una mayor volatilidad de los precios financieros y de los activos. Esto podría influir en los países vecinos que tienen importantes vínculos, como Argentina y Uruguay en particular”.
Eso haría que otras naciones, como es el caso de Colombia, tuvieran un menor impacto. Como resaltan los expertos de Itaú, “países como Chile, Colombia, México y Perú tienen menor exposición comercial a Brasil, lo que junto con solidez en los fundamentos económicos, limitaría el impacto de volatilidad en Brasil”.
Además, es importante recalcar que el impacto que tenga Brasil en el resto de la región no tiene que ser negativo necesariamente. “Si el próximo gobierno puede avanzar en reformas estructurales para mejorar las perspectivas de las finanzas públicas y el crecimiento, podría beneficiar a las demás economías, ya que proporcionaría la base para un entorno más estable”, apunta Shetty.
Con todo, como pone de relieve Almeida, las diferencias económicas entre los candidatos no son tan significativas. “Es probable que todos los opcionados sigan una agenda económica más centrista que la defendida por el PT, independientemente de si su candidato es Lula o Haddad. Esto reforzaría la tendencia ideológica regional, cuyos países han sido dirigidos por jefes de estado conservadores”.
FUENTE: DIARIO PORTAFOLIO (CO)[:]