[:es]Hoy, los seis jurados del World Entrepreneur Of the Year Award de EY comenzaron a trabajar desde muy temprano, pues tienen la labor de entrevistar a los 56 participantes que este año buscan ser reconocidos como el emprendedor del año en el evento que se realiza en Mónaco.
Teodoro Ortiz, fundador de Incasur y representante peruano en esta competencia, hizo un espacio en su agenda como conversar con El Comercio sobre su presentación ante el jurado realizada esta mañana.
Las preguntas son sencillas. Uno viene, responde y defiende su empresa.
Me preguntaron, por ejemplo, cómo logré ser industrial. Les conté que primero tuve problemas y que no fue sencillo. Con mi propia experiencia, después de mi accidente, me encargué de enseñarle a las personas [a mi alrededor] que he podido superar todos los problemas que se han presentado en mi camino.
Más allá de eso, al momento de construir mi compañía hice cosas que los demás no habían hecho: impulsé la quinua.
¿Cuánto tiempo demoró industrializar lncasur?
Más o menos me tomó 20 años. Tuve épocas complicadas, como la del gobierno de Velasco, que destruyó la industria. Años después tuve problemas en Cusco, lo que me hizo renacer y trasladarme a Lima, donde hice muchos amigos. En ese momento conocí a la familia Mulder, dueños de la Química Suiza. Me ofrecieron ser distribuidores de mi producto, y así fuimos creciendo.
¿Fue difícil salir de las dos crisis?
Durante la primera [crisis en el gobierno de Velasco] cerraron muchas compañías [con las que trabajaba]. Eso hizo que me dejaran en la calle, pero siempre he sido buen pagador y mantuve una buena relación con mis proveedores. No les pagué por un año porque no tenía el capital. Ellos aceptaron darme un crédito. No todos fueron tan comprensivos, algunos incluso me enjuiciaron pero logramos salir adelante.
¿Cómo tuviste la certeza de que en un año iban a poder cancelar todas las deudas?
Me dieron un año. Me senté a pensar cómo hacerlo. Al cabo de 7 años logré anular las deudas, incluyendo los intereses. Fue largo, pero en ese momento comenzó la consolidación de Incasur.
¿Qué otra inquietud tenía el jurado con respecto a tu negocio?
Me preguntaron por qué elegí la quinua. Yo creo en el Perú, soy cusqueño y creo en la alimentación de los incas. Absorbí la producción de 5.000 campesinos productores, quienes no sólo consiguieron un mercado, sino también aprendieron a valerse por sus propios ingresos. Con eso tuve la materia prima para procesar e industrializar.
Además, me preguntaron también por qué trabajo con tantas mujeres [ríe]. Las mujeres son trabajadoras, honestas y honradas. La gerente general de la empresa es mujer y también tenemos una gerente de calidad. La presidenta del Directorio de la empresa es mi esposa. Yo me jubilé y soy sólo un asesor.
¿Cuál ha sido la clave de tu éxito?
Vender país, vender al Cusco, vender al Perú. Además, cuando uno es sencillo, las puertas se abren. Sigo siendo Teodoro.
¿Cuál es tu siguiente sueño con Incasur? ¿Qué se viene?
Mi madre tiene 105 años. Pensando en ella y en su bienestar, estoy pensando en crear un producto dirigido al adulto mayor. Mi meta es ser una compañía saludable que ayude a combatir la anemia y la obesidad.
FUENTE: DIARIO EL COMERCIO (PE)[:]