La deforestación, los incendios y la minería ilegal han aumentado en los últimos ocho años, lo que indica el avance de la devastación de la Amazonía y una tendencia que no muestra signos de revertirse, según el nuevo Atlas de Raisg.
El avance de las actividades extractivas, los proyectos de infraestructura, así como los incendios, la deforestación y la pérdida de carbono indican que la Amazonía está mucho más amenazada que hace ocho años. El nuevo Atlas Amazonía Bajo Presión de la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (Raisg) toma una radiografía de las principales amenazas al bosque tropical más grande del mundo y el avance de su deterioro.
Según el Atlas, 7% del territorio amazónico está bajo presión “muy alta” y 26%, “alta”.
Las áreas de mayor presión se ubican en las regiones periféricas del bioma, en áreas montañosas y piamontesas ubicadas en la Amazonía Occidental, especialmente en Ecuador, en el norte de Venezuela y en el sur de la Amazonía brasilera.
El Atlas ahora se actualiza tras el trabajo de 10 grupos técnicos que han generado 23 mapas que muestran la situación en toda la región, aparte de decenas de gráficos y cuadros informativos que facilitan la comprensión de la complejidad socioambiental de la región, sus conflictos, presiones, amenazas, así como su importancia para Suramérica y el planeta. Deforestación, el mayor enemigo La Amazonía no está aislada del impacto de megaproyectos de infraestructura e industrias extractivas, como la construcción de carreteras y vías, la instalación de centrales hidroeléctricas y las concesiones de minería y petróleo. La deforestación acumulada alcanzó 513.016 kilómetros cuadrados entre 2000 y 2018. Los detonantes de este proceso, que varían en importancia y tipo en cada país, están asociados a actividades extractivas legales o ilegales.
n Ecuador, entre 2001 y 2018, 7.006 kilómetros cuadrados de bosques de su región amazónica, el equivalente a casi 19 veces la extensión de Quito. Según el informe, “las alarmas se encienden a futuro debido al nivel de dependencia que tiene el país de su sector extractivo petrolero y, más recientemente, minero, con varios yacimientos en la Amazonía”.
FUENTE: PRIMICIAS (EC)