Los desafíos que plantea la inteligencia artificial (IA) son enormes en una serie de materias. Obviamente la logística y el comercio internacional no están exentas de una serie de beneficios que podrían facilitar una serie de acciones.
Hablamos de un efecto transformador de la industria. Actualmente y se puede contar con una serie de aplicaciones para, por ejemplo, analizar datos. En ese sentido el desarrollo de la IA afectará al comercio internacional en una serie de formas. Una de ellas es el impacto macroeconómico de la IA y los efectos comerciales relacionados.
La IA podría ser un aporte en el aumento del crecimiento de la productividad, aunque aquello podría tener como consecuencia la transformación de una serie de empleos. Algunos desaparecerán y otros se transformarán. Por ejemplo, es probable que la IA acelere la transición hacia economías de servicios.
Podría utilizarse para mejorar las predicciones de tendencias futuras, como los cambios en la demanda de los consumidores, y para gestionar mejor el riesgo a lo largo de la cadena de suministro.
Por ejemplo, las empresas podrían utilizar la IA para mejorar la gestión de los almacenes, la predicción de la demanda y mejorar la precisión de la fabricación y las entregas justo a tiempo.
La robótica puede aumentar la productividad y la eficiencia en el embalaje y la inspección de inventarios. Las empresas también pueden utilizar la IA para mejorar la inspección física y el mantenimiento de los activos a lo largo de las cadenas de suministro.
La IA también puede utilizarse para mejorar los resultados de las negociaciones comerciales internacionales. Por ejemplo, la IA podría utilizarse para analizar mejor las trayectorias económicas de cada socio negociador bajo diferentes supuestos, incluidos los resultados que dependen de la negociación comercial.
Se trata de un universo de cambios que se amplían a otras esfera que posteriormente podríamos tratar, una de ellas y tal como señalábamos al principio de esta columna, la logística.
Fuente: MundoMarítimo