La cadena mundial de frío está compuesta por una red de partes interesadas que desempeñan funciones esenciales para preservar la calidad y la seguridad de las frutas y hortalizas frescas.
A diferencia de los envíos nacionales de perecederos, cuando el productor y el retailer de destino comparten país–, el transporte transfronterizo (o exportación) de las mercancías introduce una serie de nuevas consideraciones y riesgos potenciales para la calidad. Cada país tiene unos procedimientos fronterizos y aduaneros concretos en virtud de sus propias leyes particulares de seguridad alimentaria, las cuales, con frecuencia, difieren del país de origen.
Los envíos internacionales utilizan numerosos medios de transporte –incluido el transporte por carretera y el transporte aéreo y marítimo de contenedores frigoríficos– y pueden tardar días, semanas e incluso meses. Con frecuencia, estos viajes prolongados de la cadena de frío atraviesan zonas de alto riesgo o regiones desconocidas, lo que puede provocar que los envíos sean más propensos a sufrir retrasos, robos, manipulaciones y complicaciones asociadas.
Con la seguridad del consumidor, la satisfacción del cliente y la reputación de la marca en peligro, hay mucho en juego para cada eslabón de la cadena de frío mundial de productos perecederos. Los mayores riesgos potenciales son:
Desviaciones de la temperatura que pueden incrementar la posibilidad de que surjan problemas de calidad y seguridad alimentaria, el producto se deteriore y se acorte la vida útil.
Rechazo de envíos y retrasos en la entrega, lo que se puede traducir en disputas complejas, incumplimiento de los acuerdos de nivel de servicio y pérdida de negocios.
Manipulación o robo de los envíos, lo cual puede provocar una pérdida total del producto y de sus costes de oportunidad asociados, como la producción, el envío y la venta.
Todo esto puede mermar considerablemente los márgenes de beneficio, advierte Shaw. Minimizar la frecuencia y la gravedad de estos problemas debería ser una meta compartida por todas las partes interesadas. Como expertos en ayudar a las partes interesadas de la cadena de frío mundial a proteger sus envíos perecederos, hemos desarrollado un conjunto de herramientas, servicios y mejores prácticas industriales para abordar los retos transfronterizos. En este artículo, nos centraremos en la puntualidad y la seguridad.
Entregas puntuales
La puntualidad es esencial para la calidad de la cadena de frío, asegura Shaw. Cumplir con los plazos de entrega prometidos es de especial importancia para los envíos transfronterizos internacionales con largos recorridos de la cadena de frío, a fin de mantener una calidad y una seguridad óptimas del producto perecedero.
Independientemente de la duración del envío, el medio de transporte o la ubicación, mantener unas temperaturas adecuadas a lo largo de todo el trayecto es imperativo para la preservación del producto. Aun respetando las temperaturas adecuadas, los perecederos tienen una vida útil limitada y comienzan a deteriorarse pasado su plazo de entrega designado. Pese a que el cumplimiento del acuerdo de nivel de servicio debería ser la máxima prioridad, las partes interesadas deben estar preparadas para tomar decisiones en tiempo real para preservar su carga perecedera y proteger sus beneficios.
Los contratiempos con la hora de llegada prevista (ETA) se pueden mitigar proporcionando visibilidad en tiempo real de la ubicación del envío en tránsito y del estado de la temperatura. Las partes interesadas necesitan una infraestructura tecnológica robusta y conectada para el seguimiento y el control de la carga, compuesta por dispositivos de registro de la temperatura y la ubicación en cada contenedor o zona de temperatura. Estos dispositivos deberían ser capaces de conectarse a redes móviles, inclusive 4G/5G, y recurrir a la red 2G cuando estas no se encuentren disponibles.
Fuente: El Productor