Los escenarios de crisis son idóneos para el aprovechamiento de oportunidades, de ello no existe la menor duda. Pero como las mismas son duras e inciertas, tanto en duración como en intensidad, el tomar ventaja de lo planteado luce un tanto arriesgado.
Y de cierta forma así es. Pero no es precisamente tal situación la que va a disuadir a los emprendedores para explorar y eventualmente explotar las mejores alternativas, en cuanto a bienes y servicios para un consumidor ávido de soluciones.
Ello se plantea en la cruda realidad política, económica y social que vive Venezuela. La magnitud trasciende el espacio geográfico que circunscribe al país. La situación de una emigración descontrolada ha generado dificultades en las regiones receptoras. Problemáticas de servicios públicos, disponibilidad de productos e insumos médico – asistenciales, dan forma a una situación sin precedentes.
Al hacer un análisis de todos los escenarios que se pudiesen plantear, nos tocaría desplegar los mismos en tres tiempos y sus respectivos campos de acción: corto, mediano y largo plazo. Impactando al propio país, Colombia y el resto de Latinoamérica. Venezuela por ser el país emisor de las personas, Colombia por ser la nación vecina más próxima, no solo en geografía, sino en costumbres y empatía social y el resto de Latinoamérica por la dimensión sin precedentes de la diáspora venezolana.
Podríamos hacer un intento de aproximación de impacto en otras zonas del mundo, pero en los términos del tiempo en el cual vamos a esbozar nuestros planteamientos y el tenor de afectación de la crisis venezolana, es en los espacios mencionados donde más se evidencia y donde con más relevancia se podrían tomar las acciones a plantear.
La respuesta de la logística, como disciplina, no solo de negocios, sino social e inclusive política, nos lleva a exponer cómo la crisis venezolana puede representar una oportunidad de crecimiento y desarrollo, tanto local como para los emprendedores. Las mismas requieren ser vistas, o mejor dicho visualizadas, con nuevas acotaciones. Tanto en el diseño de estrategias, como de acciones, gestiones, retos, desafíos y oportunidades.
Por esta razón hemos de desplegar las posibles soluciones y ópticas que en cada caso, pensamos, se han de colocar sobre la mesa de diseño.
Los escenarios
Venezuela: Corto plazo
Este escenario está marcado por el elemento que representa, en primer lugar, la escasez, y en segundo término el fenómeno hiperinflacionario. La logística en un ambiente marcado por los mismos requiere de los profesionales del área el establecer con premisas de muy corto alcance cuál es el recurso más escaso y cómo asegurar su uso de la mejor manera.
Si el negocio está relacionado con la manufactura, la acción de supervivencia es esencialmente táctica, y por lo tanto los elementos clave de bienes y servicios han de estar disponibles para garantizar la acción operativa. Es decir, la producción. Sus insumos y medios auxiliares, se tienen que enfocar en hacer lo que se sabe hacer, se ha de tener la certeza del menor desperdicio, con un punto de equilibrio (renta – operación) que bordee la perfección.
Un aspecto esencial también es el conocimiento experto (Know How) que representan las personas que manejan el proceso. Este conjunto de recursos, hacen de la fabricación, un elemento diferenciador importante.
En este escenario el punto de equilibrio que comanda la gestión logística está asociado al aprovisionamiento oportuno, la movilización mínima necesaria, el almacenamiento dinámico y la distribución ágil. Como la presencia de la hiperinflación hace perentorio y medular el mantener un adecuado flujo de caja, la conversión de costos en cuentas por cobrar, es un deber ser.
Simultáneamente la gestión logística debe alinearse, muy estrechamente, con la gestión del mercadeo y las ventas. Mientras más ágil sea la respuesta, se apuntalará la fidelización del mercado hacía el producto o servicio, que en momentos de escasez representa una acción más que demostrativa del compromiso de la empresa para con sus clientes.
Por esta razón el manejo correcto del nivel del inventario debe ser muy bien determinado, con análisis periódicos de corto alcance y con puntos de reabastecimiento sujetos a modificación táctica, sí, quizás algo reactiva. La logística integral no puede detenerse, en este escenario, en planes de mediano o largo plazo. La dinámica del día a día, lo impide.
Venezuela: Mediano plazo
Definir el mediano plazo, es función directa de la particularidad relacionada con la duración de la escasez y la hiperinflación. Pero no se puede esperar que la misma concluya para establecer planes y por lo tanto perder posibles oportunidades. La preparación parte entonces por prever cuál podría ser el comportamiento del consumidor. En el caso venezolano, la primera demanda que vemos como muy factible será la relacionada con los servicios básicos: energía eléctrica, agua potable, servicio de comunicación, transporte público.
En este punto tendríamos que separar aquellos que continuarán siendo prestados por el estado en esta fase intermedia. Las inversiones en recuperación de servicios serán cuantiosas y soportadas por auxilios financieros externos, sobre el contexto de la adecuación social necesaria para la recuperación económica del país.
Sin embargo ello se concretará sobre las operaciones de gran escala, esto es, acueductos, represas, transporte masivo, centrales eléctricas, centros de comunicación, entre otros. En estas áreas la logística integral estará altamente influenciada por el transporte de repuestos y materiales para infraestructura, alojamiento de expertos foráneos, alimentación de cuadrillas de trabajo, movilización de personal, servicios médicos, aseguramiento de bienes y personas, entre otros.
A nivel de consumidor final, la recuperación del entorno demandaría: luminarias y sus refacciones, insumos de fontanería (Plomería), herramientas manuales de construcción, repuestos automotrices, tanques para almacenamiento de agua potable, repuestos y accesorios para elaboración de alimentos, movilización de personas, solo por nombrar lo más relevantes.
Como se puede inferir, los procesos logísticos asociados a la adquisición de materiales, movilización, almacenamiento, distribución y servicio al cliente, deberán irse preparando, durante la fase del corto plazo, para afrontar los niveles de demanda efectiva que se harán patente.
Esta fase será muy exigente en dos aspectos logísticos resaltantes: velocidad de respuesta y control del costo variable. El equilibrio exigido es un desafío para los profesionales logísticos y será la base de medición para su desempeño.
Venezuela: Largo plazo
Ya en esta fase empieza a colocarse sobre la mesa una acción basada en lo que Chopra y Meindl(1)denominan “la administración de la cadena de abastecimiento”. Se requiere planificar, operar y gestionar sobre la base de los recursos asociados a la actividad.
En el caso de Venezuela, este punto será muy demandante, ya que el retraso en actualización logística y su profesionalización, como consecuencia de la crisis prolongada, no se resolverá en las ejecuciones de las acciones del mediano plazo. Por lo tanto para el largo plazo, cada punto tiene una serie de acciones particulares que llevar a cabo.
Planificar
La planificación de la acción logística pasa por hacer un censo de los recursos logísticos disponibles y su estado operativo. Es pertinente recordar que los mismos no son solo aquellos inherentes a instalaciones y equipos, también la información, la tecnología de la información y la comunicación, el recurso humano y su grado de competencia, son elementos de la cadena. Se debe determinar el nivel de operatividad y la capacidad nominal existente. En función de ello la planificación debe contemplar las siguientes acciones:
1. Estado actual
2. Capacidad de uso posible
3. Plan de nivelación o adecuación
Dentro del largo plazo, esto requerirá la priorización de las inversiones, la actualización y el acondicionamiento. Una parte muy importante es la ubicación de los proveedores que se necesitarán para ocupar la segunda fase. De igual forma en la gestión de planificación, la actualización de los conocimientos, formación académica, capacitación y adiestramiento en logística y operaciones son elementos medulares e indispensables dentro del diseño. Ello porque la operación logística y de la cadena de abastecimiento ha de contar con las adecuaciones pertinentes y así operar correctamente en cada uno de los diferentes campos de negocio.
Operar
Desarrollado el plan, sobre la base del diseño escogido, se procedería a la ejecución. Pero las operaciones se han de llevar cabo sin descuidar las acciones tácticas que se hiciesen necesarias de aplicar. La razón es muy sencilla. De las acciones de mediano plazo algunas de ellas serán de largo aliento, producto de los imprevistos propios de la salida de una crisis. Provenientes del diseño, durante la operación, se registrarán los datos que alimentaran los respectivos indicadores clave de desempeño. Los registros servirán de base para la gestión de los procesos logísticos y su optimización, vía rediseño o adecuación.
Gestionar
En este punto ya se ingresa a la gerencia de los procesos y por ende a la gestión del accionar logístico, en su día a día, haciendo el seguimiento pertinente y sobre todo preparándose para las nuevas acciones de planificación. En este punto, es donde entra en juego un aspecto medular y es, el análisis de las tendencias de consumo y demanda de servicios. A través de los datos que se viertan, y empleando los modelos pertinentes, se podrá entrar en la fase de planificación, con la óptica de las nuevas exigencias.
FUENTE: DIARIO MASCONTAINER (CL)