París -Las bombillas halógenas dejarán de venderse el sábado en Europa y dejarán vía libre a las LED (diodos electroluminiscentes), que consumen mucha menos energía y ya han conquistado gran parte del mercado.
Seis años después del fin de las bombillas incandescentes, lo que según expertos ya permitió ahorrar millones de kilowatts, ahora la casi totalidad de las lámparas halógenas dejarán de estar disponibles a partir del 1 de septiembre, aunque las reservas que tengan los distribuidores podrán seguir vendiéndose.
La medida, que ayudará a reducir el consumo de energía para beneficio de los bolsillos de consumidores y del medio ambiente, confirmará la hegemonía de los LED, cuya difusión ya ha «explotado», según Sébastien Flet Reitz, portavoz del sindicato empresario sectorial francés.
«Vimos aparecer las lámparas LED, y poco a poco, el espacio reservado en los estantes (de los comercios) a las lámparas halógenas se reducía».
La bajada de sus precios, la mejora en la iluminación y el rendimiento de este tipo de bombillas, que duran más que sus competidoras, además de su reducido consumo eléctrico, permitieron que los LED se hicieran un hueco en los hogares.
«El LED es un componente reciente para la iluminación, que evoluciona muy rápido. Partimos de lejos y nos acercamos a las costumbres de los consumidores», asegura Flet Reitz.
La duración de una bombilla LED se estima por lo general en 15.000 horas, pero puede llegar a alcanzar las 40.000 según la agencia francesa de medio ambiente y control de la energía, Ademe. A las halógenas se les atribuyen 2.000 horas de vida y a las fluorescentes compactas, 8.000.
Rentable en menos de un año
Una bombilla LED se «rentabiliza en menos de un año», apunta Bruno Lafitte, experto en iluminación en la Ademe. «Las bombillas LED deberían priorizarse ya para la iluminación doméstica», indicó la Ademe en una circular publicada el año pasado. Según la agencia, en la actualidad, los LED tienen un rendimiento energético un tercio superior al de las de bajo consumo, que siguen a la venta.
Esta tendencia llevó a los fabricantes a intensificar sus esfuerzos sobre los LED. «En la mayoría de los casos, la iluminación LED es ya el nuevo estándar para las nuevas instalaciones», señala Jean-Marc Vogel, presidente de la fabricante Ledvance en Francia e Italia.
«Solo quedan muy pocas aplicaciones para las que no existe mejor alternativa que el LED a las iluminaciones tradicionales», precisa.
La Oficina Europea de Medio Ambiente aplaudió la retirada de las halógenas: «una excelente noticia para los consumidores y para el medio ambiente». El organismo calculó que el consumo de una lámpara halógena resultaba 6,3 veces más caro que de una LED.
Las lámparas fluocompactas (LFC) constituyen «todavía una solución aceptable», matiza Lafitte. «No se corresponden con las mejores tecnologías disponibles» pero «permitieron ahorrar millones de kilowatts», recuerda el experto de la Ademe.
Aumento de las ventas
El mercado mundial de la iluminación LED debería alcanzar los 30.000 millones de euros en 2020, frente a los 18.600 millones de2016, según la Ademe.
Además, con el desarrollo de sistemas inteligentes, aparecen nuevas aplicaciones de los LED. Con todo, los LED también provocaron cierto recelo. La agencia francesa de seguridad sanitaria (Anses) lanzó un aviso en 2010 sobre el efecto dañino de la luz azul emitida por los LED, con unas recomendaciones para su puesta a la venta.
«Este problema de la luz azul ahora se tiene en cuenta», considera el experto de la Ademe. Pero, aún así, «hay que seguir vigilante».
El comité científico de la Comisión Europea para la Salud instó, en junio, a «seguir atentamente» los efectos a largo plazo de la utilización de los LED en la población, si bien recordó que no había «pruebas» de un efecto nefasto directo de los LED en su uso normal.
FUENTE DIARIO EL UNIVERSO (EC)