Las razones por las que se dificulta la producción de una vacuna contra el COVID-19 en Ecuador

Hasta finales de abril, la Organización Mundial de la Salud (OMS) había reportado que 92 vacunas contra el COVID-19 se encontraban en fase clínica y otras 184 en preclínica.

Del número que se encuentra en la etapa clínica, cinco están en la fase 4 y veinte en la fase 3. Es decir, que se realizan pruebas en seres humanos para medir la respuesta que pueden generar. En total, catorce se encuentran aprobadas, ya sea por la OMS o algunos de los países, entre ellas: Pfizer/BioNTech, AstraZeneca, Moderna, Bharat, Sinovac, Sinopharm y otras más.

En marzo pasado, la Escuela Politécnica Superior del Litoral (Espol) anunció que ya contaba con un prototipo de vacuna y que esta entraría en fase de pruebas preclínicas en colaboración con el Instituto Nacional de Investigación en Salud Pública (Inspi) y la Universidad de las Fuerzas Armadas (ESPE). Se prevé probarla en roedores y se aspira a que en el 2022 la vacuna esté lista para la producción.

La falta de infraestructura es una de las limitantes que se tiene en el país para la producción de un medicamento biológico como es una vacuna. Si bien el país tuvo una capacidad productora de estas, se perdió al paso de los años como se muestra en una recopilación de literatura realizada por investigadores de la Universidad San Francisco de Quito, Universidad de las Américas, Universidad UTE, sobre el desarrollo de vacunas en el continente.

En el documento se señala que varios países de América Latina tienen una producción autosuficiente de vacunas que les permite satisfacer parte de la demanda local, como Cuba, Brasil, México y Colombia. En el caso del Ecuador, se mencionó que se logró marcar hitos históricos de desarrollo biotecnológico, como el desarrollo de vacunas como BCG y contra el tétano, convirtiéndose en uno de los primeros países en producir vacunas en la región.

“Después de producir vacunas durante muchos años, la única planta local que producía productos biológicos se vio obligada a cerrar debido a la falta de voluntad política y recursos monetarios. Actualmente, Ecuador cuenta con 18 vacunas específicas dentro del esquema nacional para prevenir enfermedades infecciosas, entre ellas, varicela, rubéola, neumococos, VPH e influenza; sin embargo, ahora todas se importan”, se mencionó.

El Ph. D. en Farmacología y profesor universitario Enrique Terán explicó que, si bien la iniciativa de la Espol es interesante en el país, es una fase aún temprana, y que en la producción masiva se podría topar con una limitante por la infraestructura y de recurso humano, por lo que deberá plantearse algunas alternativas para lograr ese objetivo.

Ante el supuesto de que se logren liberar las patentes de las distintas vacunas que se han desarrollado, tampoco se las podría producir, debido a que necesitan plantas de producción biotecnológica de las que se carece en el país, como las de Pfizer, Moderna, AstraZeneca, etc; no así con las de virus inactivado, para las que podrían tener la capacidad, aunque se necesitaría comenzar de cero debido a que se desmanteló la que existía.

“Si es que Ecuador pensara en fabricar ese tipo de vacunas (de ARN mensajero) para la región, haría mucho más sentido, y hago alocución a eso porque a futuro cercano habrá que buscar alternativas para satisfacer las necesidades regionales. Entonces, ¿quiénes tienen capacidad de este tipo de producción? Ya se ha visto que lo puede hacer Brasil, Argentina, México, quizás podría hacerlo Uruguay, pero el resto de los países latinoamericanos no dispone de esa infraestructura ya establecida para poder responder a esa demanda”, expresó.

Terán refirió que con el paso del tiempo las vacunas contra el COVID-19 van a disminuir su precio, por lo que invertir en plantas exclusivas que solo podrán desarrollar ese tipo de biológico para uso nacional entonces el costo-beneficio será comprarla.

“Si nosotros decimos ‘montemos una planta para fabricar las vacunas que son atenuadas o inactivadas’, esas plantas no son exclusivas, esas plantas pueden producir diferentes tipos de vacunas de ese tipo, entonces, eso sí es atractivo, porque entonces el Ecuador puede empezar a producir no solo vacunas para COVID, sino que puede producir otras vacunas que está comprando de momento… Entonces ahí sí va a ser lógico, porque vamos a invertir de igual manera unos cuantos cientos de millones, pero en el mediano-largo plazo eso se va a compensar con facilidad”, añadió.

Además se indicó que aún se tiene una deficiencia de personal calificado a ese nivel, debido a que no encuentran espacios en el país al tener una formación adecuada y a que los trabajos no son atractivos, por lo que terminan volviendo a sus países de formación. “Entonces el país, si es que tomara esa decisión, debería hacer un agresivo proceso de repatriación del talento humano formado y necesariamente importar gente que ya tenga formación para acelerar el proceso”.

FUENTE: EL UNIVERSO (EC)

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