¿Por qué es tan importante la Ley de Economía Violeta?

Desde 2006 el Foro Económico Mundial emite el índice de Brecha Global de Género para entender en qué medida se están distribuyendo los recursos y oportunidades entre hombres y mujeres en 153 de los 194 países del mundo, analizando las siguientes áreas: 

* Participación económica y oportunidad: salarios, participación y empleo altamente capacitado.

* Educación: acceso a niveles de educación básicos y más elevados.

*Participación política: representación en las estructuras de toma de decisiones

*Salud y supervivencia: expectativa de vida y proporción hombres-mujeres.

 

En el último informe (2020), Islandia está en primer lugar con los mejores índices de brecha de género global, le siguen Finlandia y Noruega; y, en los últimos puestos del ranking se encuentran Chad, Pakistán y Yemen.

Ecuador tiene una brecha de género del 72.9%, con ese porcentaje ocupamos el puesto 48 del ranking de brecha de género,  lo cual evidencia que la participación en la economía, el mundo laboral cualificado, la política, el acceso a educación y  en consecuencia la esperanza de vida de nosotras, todavía están en riesgo.

Tenemos una Constitución híper garantista, que en teoría nos permite a nosotras acceder a la totalidad de derechos allí consagrados; sin embargo, la realidad nos evidencia que esto no sucede. Les voy a contar unas cuantas cifras más: Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, INEC, en su Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo ENEMDU, a septiembre de 2020 la tasa de empleo no remunerado fue 16,9% para las mujeres y 6,3% para los hombres. Así mismo, de acuerdo al Informe del Trabajo no Remunerado de los Hogares 2016-2017, las mujeres realizan en promedio 31 horas a la semana de trabajo no remunerado del hogar, mientras que los hombres trabajan en promedio 11,3 horas semanales en estas labores. Y como dato curioso, el INEC también nos arroja cifras que demuestran que las mujeres estudian en promedio 2,14 años más que los hombres para conseguir un empleo adecuado.

Para comprender estas desconcertantes cifras pondré un ejemplo:

Imaginen una pirámide, en el lado derecho está un hombre y en el lado izquierdo una mujer. Supongamos que ambos tienen 15 años y tuvieron la suerte de acceder a educación, es decir, ambos empiezan en el mismo escalón de la pirámide. Ahora, si la mujer “se queda embarazada” y el hombre es el padre de ese bebé, ¿cuál de los dos creen que es más probable que abandone sus estudios?

Exacto, nosotras. Esas niñas, esas jóvenes, esas mujeres que quizás tuvimos acceso al derecho a una educación, pero que no lo ejercemos de la misma manera que Ustedes, y en consecuencia, desde ahí ya empezamos una carrera laboral dispareja.

Al momento de buscar trabajo, ser mujer y en consecuencia poder estar en edad reproductiva o ser madre es visto por el empleador como un problema, ya que implicará posibles licencias y por ende costos mayores de contratación. Una vez más estamos en desventaja, bajamos escalones; sin contar con que al culminar esta etapa de cuidado de un menor, seguramente tendremos más de 35 años y por ende menor posibilidad de contratación, más escalones  por debajo.

¿Ahora entienden por qué no competimos igual en el mercado laboral?, esto sin contar con que nuestra probabilidad de sufrir acoso, inclusive de índole sexual, dentro del lugar de trabajo, es mayor. Y sí amigo, tu morbo “disfrazado de broma” por cualquier cualidad física nuestra, es acoso. Nos repugna y nos hace sentir inseguras.

Dado que es tan difícil escalar la pirámide laboral con equidad, solo el 2% de los cargos directivos están ocupados por mujeres, esto pese a que terminamos sobre calificándonos para los cargos por la misma necesidad de poder competir en el mercado laboral.

Entonces, ¿cómo nos va a ayudar esta Ley, si tenemos miles de normas garantistas que no sobrepasan el papel?

Fácil, entre otras cosas, va a dar incentivos tributarios a las empresas que integren a sus equipos a mujeres, siguiendo el ejemplo de las primeras economías del mundo, que a su vez son aquellas que tienen los mejores índices de brechas de género, invertir en nosotras al parecer es un negocio lucrativo, y como evidentemente por mero derecho no accedemos a equidad, pues ojalá por rédito, sí.

La Ley de Economía Violeta propondrá cuatro ejes:

Tributario: Las deducciones que correspondan a remuneraciones y beneficios sociales sobre los que se aporte al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, IESS, por la creación de una nueva plaza de trabajo destinada a la contratación de mujeres; será deducible hasta un ciento cincuenta por ciento (150%) adicional.

Laboral: A fin de evitar requisitos absurdos y preguntas innecesarias tales como: ¿Está en tus planes ser madre?, el empleador no podrá realizar preguntas discriminatorias durante el proceso de selección, ni podrá exigir documentos distintos de los que refieran a las competencias y capacidades del postulante con la finalidad de verificar si se adecúan a la vacante respectiva.

Así también, se garantiza la Igualdad de remuneración, ya que el empleador debe contar con parámetros de designación de grados internos y establecimiento de funciones para cada puesto de trabajo, a fin de fomentar la objetividad en el trabajo de cada empleado y la competitividad entre éstos. Esto significa que a tu compañero que tiene tu mismo puesto y a ti les deberán pagar lo mismo, sin importar el género.

Pero lo más interesante en materia laboral, es que nos evoluciona y permite que las licencias de embarazo, maternidad y lactancia puedan ser compartidas entre progenitores, lo que significa que ahora al contratarte seas hombre cualquiera  puede tomar estas licencias.

Educativo: Aquí hay buenas noticias, el primero es que a todos los jóvenes que están en un proceso de formación dual, se los contabilizará dentro del porcentaje exigido de pasantes a los empleadores sin que esto altere su régimen contractual, y por otro lado, la inclusión de pasantes de género femenino tendrá un 0,5 adicional a la sumatoria del porcentaje requerido sobre el personal.

Societario: Todas las especies de compañías, empresas públicas, y demás estructuras societarias e instituciones financieras, al amparo de esta ley, al momento de la conformación de sus directorios, cuando éstos tengan 3 o más integrantes, deberán observar que por cada 3 integrantes, uno de ellos sea de género femenino, y tendrán un periodo de moratoria de un año para los directorios de al menos seis integrantes y de cinco años para los directorios de al menos tres  integrantes. Es decir, tendremos más mujeres debidamente cualificadas en la cima de la pirámide.

Debe entenderse que esta ley no tiene tendencia ni bandera política, ni busca disminuir ingresos o mucho menos fomentar discrepancia entre géneros, simplemente responde a un pedido de todas. Queremos equidad de acceso a derechos, eduquémonos en empatía para entender que si queremos luchar contra la violencia económica,  patrimonial, social, vicaria, emocional, psicológica, sexual y física que persigue día a día a nuestro género. La educación y la independencia son el único camino, por ende más mujeres con acceso equitativo al trabajo, serán más hogares que puedan acceder a educación, salud e independencia.

La propuesta fue elaborada por mujeres de diversos sectores y presentada oficialmente a la Asamblea Nacional el 8 de marzo pasado por el Ejecutivo. Las mujeres tomamos la palabra del Presidente del Legislativo, quien anunció que por tratarse de un tema crucial para el desarrollo equitativo, se espera que esté aprobada antes de que acabe el actual periodo.

FUENTE: EL TELÉGRAFO (EC)

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