Los puertos marítimos de EE. UU. están instando al Gobierno de Biden a reconsiderar la propuesta de imponer un arancel del 25% a las grúas pórtico de fabricación china. Según el sector, un impuesto de este tipo añadiría más de US$130 millones en costos imprevistos y supondría una desventaja frente a sus rivales de Canadá y México, informa Bloomberg.
En cartas enviadas la semana pasada a la Representante de Comercio de EE. UU., Katherine Tai, los puertos de California, Florida, Carolina del Sur, Texas y Virginia afirman que no existen alternativas viables a las grúas chinas. Piden un retraso o el retiro de los planes arancelarios que forman parte del caso 301 de la Oficina del Representante Comercial de los EE. UU. (USTR) contra China.
«El arancel, si se impone, no cumplirá con sus objetivos declarados», escribió Cary Davis, presidente y CEO de la Asociación Americana de Autoridades Portuarias (AAPA), en una carta. «En su lugar, sólo dará lugar a resultados negativos, incluyendo graves daños a la eficiencia y capacidad portuaria, cadenas de suministro tensas, aumento de los precios al consumidor y una economía estadounidense más débil».
La asociación afirma que conoce siete puertos nacionales que han firmado contratos para adquirir al menos 35 grúas chinas. Con un precio medio por grúa de US$15 millones, el arancel supondrá unos costos adicionales para los operadores portuarios de US$131,3 millones, según la asociación. Esto significa que los aranceles desalentarán los planes de expansión o forzarán recortes en los proyectos existentes.
Entre las amenazas que plantean las grúas, según la administración de Biden, está la posibilidad de intrusiones cibernéticas o espionaje, pero los puertos dijeron que existen salvaguardias para prevenir tales ataques y otras agencias que están estudiando esas amenazas.
Declaración de los puertos
Barbara Melvin, responsable de Puertos de Carolina del Sur, afirmó que, dado que los puertos de la Costa Este intentan ser más competitivos frente a sus rivales de México y Canadá, «este costo se traducirá en mayores tiempos de espera y de permanencia de los portacontenedores visitantes».
El Puerto de Houston también tenía problemas con la tarifa propuesta, alegando que la ralentización de las operaciones portuarias, combinada con grúas más viejas y contaminantes, perjudicará los esfuerzos de sostenibilidad medioambiental.
En tanto, Port Tampa Bay dijo que es poco probable que haya grúas buque-tierra fabricadas en Estados Unidos en un futuro próximo. Alemania y Finlandia producen una pequeña cantidad de ellas, pero «se abastecen de muchos de estos componentes en China y Rusia, lo que hace que sus productos estén sujetos al arancel del 25%», señaló en una carta Paul Anderson, presidente y consejero delegado de Tampa.
Asimismo, Long Beach Container Terminal (LBCT), un operador de terminales de propiedad privada en el puerto californiano de Long Beach, envió una carta de cinco páginas exponiendo varias razones de su oposición al arancel sobre las grúas, incluido el argumento de que hacerlo excede la autoridad del USTR.
«En ninguna parte de la Sección 301 de la Ley de Comercio de 1974 parece que el USTR posea la autoridad para añadir aranceles a nuevas clases de productos durante una revisión de cuatro años», escribió Bryan Naefke, director de LBCT, en una carta. «De hecho, hacerlo sin la oportunidad de una audiencia apropiada de la Sección 301 sería imprudente».
Fuente: Mundo Marítimo