Las redes sociales son una vitrina cada vez más usada para la venta de perfumes, licores, ropa y cosméticos. Pero no toda esa mercadería que ingresa al país paga tributos. La práctica más común es traer los artículos entre el equipaje que llega a los aeropuertos, como si se tratara de efectos personales del viajero.
Luego, los articulos son promocionados por Instagram, Facebook y vía Whatsapp. O, en su defecto, se comercializan en locales comerciales. Otra modalidad es vender “espacios” del equipaje. Los costos por traer los productos depende del peso. En algunos casos que documentó este Diario los precios pueden ir de USD 8 a 25 por kilo.
Otros, en cambio, cobran un porcentaje, según el valor del artículo. Este Diario contactó con varias personas que realizan estas actividades y se promocionan en redes sociales.
Ivette trae desde hace cinco años ropa del exterior para venderla a sus conocidos. Cada seis meses viaja a Colombia y a EE.UU. y adquiere mercadería que ocupa de dos a tres maletas. “La ropa se comprime y eso facilita su traslado”, asegura. Ivette ha escuchado que el Senae identifica a los viajeros frecuentes y los registra bajo un perfil de riesgo para futuras inspecciones.
Belén es una estudiante de 23 años que viaja a Las Vegas, en EE.UU., cada tres o seis meses, para visitar a su familia. Estos viajes son la manera fácil de traer zapatos y cosméticos para promocionarlos entre sus clientes a través de su perfil de Instagram. Belén compra esos insumos en Amazon y pone como dirección de envío la casa de sus primos en EE.UU. Luego, ella va a ese país y trae los productos en sus maletas.
Angie trabaja de manera parecida. Ella comercializa zapatos deportivos a través de Instagram. La vendedora cuenta que coloca pocas unidades de calzado en su equipaje personal en cada viaje que hace a Colombia, vía terrestre. Una breve búsqueda en Facebook permite hallar varias publicaciones de este tipo.
“Vendo espacio en maletas por libra”, “Me voy a Colombia, vendo espacio”, “Se trae encargos y la comisión es del 10%”, son algunos ejemplos. El Senae explica que las actividades que hacen los couriers informales; es decir, introducir mercadería bajo pedido a cambio de cobrar un valor por libra o kilo, y los viajeros que ingresan mercadería como menaje personal están sujetas a sanción.
La entidad especificó que ambas modalidades entran bajo la figura de defraudación aduanera y generan una competencia desleal con quienes sí cumplen las formalidades de la normativa ecuatoriana. María Alejandra Muñoz, directora nacional del Senae, indicó que la institución efectúa controles en puertos, aeropuertos, fronteras y buses de pasajeros para evitar este tipo de actividades.
Estos controles pueden derivarse del Plan Operativo de Control Anual (POA), de denuncias ciudadanas o de los resultados de los observatorios contra el comercio ilícito implementados por la entidad. Además, el Senae dijo que hace un monitoreo “de cerca en redes sociales”. Como parte de todos esos procesos, se realizan visitas de fedatarios (llaman o hacen visitas como supuestos clientes) y se notifica al área de riesgos para la revisión de patrones de viaje de pasajeros.
Desde enero hasta la primera semana de agosto, los controles arrojaron decomisos valorados en USD 1,5 millones en mercadería que no ha tributado en aeropuertos. Las aprehensiones fuera de terminales, en cambio, llegaron a USD 500 000. Ropa y calzado, aparatos electrónicos y sus partes, cigarrillos, perfumes, licores, cosméticos y joyas fueron los artículos más decomisados.
FUENTE: EL COMERCIO