“Hazlo con pasión o cambia de profesión” es el lema de Gabriel Terán, docente de Estudios Sociales del Colegio Técnico Don Bosco, quien es considerado un hombre con carisma salesiana, por su forma de relacionarse con sus estudiantes y compañeros de trabajo.
Mientras recorrimos los patios y pasillos del plantel, a cada paso recibía un afectuso saludo de sus estudiantes, quienes se dirigen a él como “profe Gabo”. Conversamos sobre su metología educativa aplicada en las aulas de clases.
¿Cúal es la metodología que aplica en sus clases?
Mis clases tienen una dinámica distinta basada en la autenticidad, no todos los temas son graciosos, pero el chiste está en manejar las cosas como se debe, no muy vinculados tanto a texto ni a videos, sino más bien a referencias personales, ellos piensan que únicamente aprenden de mi vida, pero estoy formando buenos seres humanos, con mis experiencias.
Las redes sociales han influido mucho en el ejercicio de la docencia. ¿Cómo es ser docente en la actualidad basado en estas nuevas aplicaciones?
Lo lindo de ser docente es que siempre estás actualizado, por citar un ejemplo, te ponen algo de memes, y tú tienes que estar a la vanguardia para saber de lo que se trata.
¿A lo largo de su carrera ha generado algún vínculo con los estudiantes?
Sí, es un vínculo súper fuerte basado en la confianza y más que nada en ser auténtico. Hay varios profesores que hasta cierto punto satanizan varias cosas, y es por eso que cuando los estudiantes nos ven haciendo alguna otra cosa fuera de clase se sorprenden y dicen: ¡El profe está fumando!, y hay que enseñarles que las cosas son reales, uno no va en camino a la santidad por abstenerse de cosas, sino más bien que el ser buen ser humano está implícito en cada uno de ellos.
¿Cuánto tiempo lleva ejerciendo la docencia?
Ilegalmente desde los 18 años porque mi hermana es docente de inglés y a veces ella no podía ir a clases y yo era su remplazo. En materias como Literatura, Estudios Sociales, Filosofía e Investigación llevo ejerciendo legalmente desde los 22, que fue cuando firmé mi primer contrato y actualmente tengo 32 años. De estos, llevo seis en el Don Bosco de la Kennedy, es un matrinomio (risas).
¿Considera que los docentes son reconocidos profesional y económicamente en el país?
La docencia no es bien pagada y nunca será suficiente. Estamos formando seres humanos, no estamos cuadrando máquinas, la formación de seres humanos debe ser muy bien remunerada, esto se equipara lastimosamente con la vocación que uno tiene.
¿Cúal es consejo para sus colegas profesores?
Amen lo que hacen, cualquiera sea la función en que estén, uno tiene que enamorarse, si uno se enamora, le mete más voltaje, más ganas, más ñeque, las cosas resultan; obvio es complicado como toda relación, pero es gratificante al final.
¿Qué sensaciones tiene usted el momento de ingresar al aula de clases?
A ratos parece que uno fuera chamán siendo docente, porque los estudiantes te pasan su energía. A veces el curso está apagado, el detalle está en cambiarles la perspectiva, no en el ámbito pedagógico sino más bien es el desequilibrio cognitivo, moverles el piso para que ellos vuelvan en sí y de repente cojan el hilo de tu conversación.
¿Qué les recomienda a los nuevos docentes?
La fórmula para ser aceptado y reconocido por los estudiantes es ser auténtico. El mismo profe Gabo en la cancha, en el patio, en la tienda, con la familia, en el aula o en todas partes en general. Ser auténtico es una fórmula que cuesta bastante pero es muy rentable.
Fuente Diario El Comercio.